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San José obrero: Día del trabajo

Jesùs es llamado el “hijo del carpintero”, oficio humilde como humildes eran sus vecinos..Fiel al mandato bíblico: ganarás el pan con el sudor de tu frente.  San José en el trajín de ser creativo ante la pobreza, las contradicciones, la sorpresa de Dios, los acontecimientos que se precipitan… se convierte en el hombre fiel que le pone el hombro a Dios.

El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre: un bien útil, digno de él, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana.. La consideración de las implicaciones morales que la cuestión del trabajo comporta en la vida social, lleva a la Iglesia a indicar la desocupación como una “verdadera calamidad social”, sobre todo en relación con las jóvenes generaciones[1].    

San José es custodio cuidador, como dirá Francisco: custodio de la tierra  y su hábitat… hoy amenazados por el desarrollo injusto deshumanizante y fundamentalmente custodio de la persona humana en especial a los débiles, desamparados y empobrecidos del sistema, de los desocupados, subocupados y los que teniendo trabajo hoy están hace tiempo suspendidos….

Al comenzar este milenio los obispos advertíamos que teníamos que: “Afrontar con grandeza nuestra situación actual” destacamos: la naturaleza humana de la crisis argentina que tiene nombres, apellidos, espíritus y rostros, y que lamentablemente a los excluidos los contamos por centenares de miles. Señalábamos que estábamos acostumbrándonos a vivir en un mundo con excluidos y sin equidad social y que era una grave falta moral que deteriora la dignidad del hombre y compromete la armonía y la paz social. Decíamos que la gran deuda de los argentinos es la deuda social[2]. Hoy despues de casi dos décadas creemos que sigue siendo la deuda interna de los argentinos este deuda social en nuestro sostenido y valorado sistema democrático.

Una democracia estable implica un estado presente, defendiendo los derechos de quienes no tienen voz. Si el Estado no actúa a favor de los desposeídos, pierde su razón de ser. Como dice el Papa Francisco: Se convierte en botín de negocios y  especulación, y de la tiranía del Libre Mercado: Al Estado compete el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad. Sobre la base de los principios de subsidiariedad y solidaridad, y con un gran esfuerzo de diálogo político y creación de consensos, desempeña un papel fundamental, que no puede ser delegado, en la búsqueda del desarrollo integral de todos. Este papel, en las circunstancias actuales, exige una profunda humildad social[3].

San José es del montón, uno mas del pueblo sencillo, agraciado si por la elección de Dios, pero no se le resuelven las dificultades de llevar adelante una familia en la pobreza, no olvidemos que vivían en clanes, varias familias juntas, con muchos niños y poca olla, escaso trabajo, tiempos difíciles… Trabajador cuando sale el trabajo y colaborador con los compatriotas cuando hay que poner el hombro, sabe de sacrificios junto a su mujer y de sueños desvelados.

Hoy presenciamos que muchas mujeres de nuestro pueblo trabajador ven conculcados sus derechos laborales, la doctrina social de la Iglesia[4] expresa con claridad: La persistencia de muchas formas de discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo, se debe a una larga serie de condicionamientos perniciosos para la mujer, que ha sido y es todavía “olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud”… La urgencia de un efectivo reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo se advierte especialmente en los aspectos de la retribución, la seguridad y la previsión social

Atento a los acontecimientos de su tiempo San José nos enseña a discernir el paso de los designios de Dios en nuestras vidas. Porque él cree, confía, se abandona al plan de Dios. Porque amó mucho, pudo abrir su corazón y participar del proyecto grande de Dios permitiendo que le modifique sus planes y le rompa sus esquemas. Dios modifica los esbozos de nuestros proyectos, situaciones inesperadas, incomprensiones, cambios en lo que habíamos planeado tan meticulosamente… y se nos pide otra misión, un enfoque distinto, un nuevo desafío…

Hay otro aspecto, otra arista en la participación de José y es la confianza,  acepta sin peros y sin dudas. Qué bonito ejemplo, para nosotros: Pidamos al Señor por medio de San José que nos ayude a confiar más en Dios y en los que amamos.

Que nuestros sueños no se hundan por algunas nubes tormentosas y oscuras de la desilusión o porque naufraguen las naves de nuestros propios proyectos o de los deseos para nuestros hermanos desocupados que confiemos en el amor grande y generoso del Padre que nos donó a su Hijo, nos regaló una Madre y  a un custodio silencioso pero valioso y magnífico intercesor para salir del atolladero cuando mas lo necesitemos.

Esta cuestión que en término de cantidad de personas ubicadas bajo la línea de pobreza adquiere una magnitud, difícilmente abordable desde planes sociales o gubernamentales.

Las escasísimas posibilidades de integrarse al mundo laboral, con mas la precarización, la sobre oferta de mano de obra por cada puesto de trabajo, la depresión generalizada de salarios, los nuevos requerimientos tecnológicos que margina desde el principio un sector importante de la población activa, etc. han hecho que el tema del trabajo sea considerado el mas significativo en promedio en las encuestas de opinión de los últimos años.

 

Palabras en el momento de oración y reflexión de la celebración del día del trabajo organizado por la Acción Católica Argentina, La Comisión Episcopal de Pastoral Social y la Comisión Nacional de Justicia y Paz – CEA

2 de Mayo de 2018

 


[1] CDSI 287

[2] CEA, “Afrontar con grandeza la situación actual”, 11 de noviembre 2000.

[3] EG 240

[4] CDSI 295



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