Carta de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Argentina al Santo Padre sobre el celibato sacerdotal Buenos Aires, marzo de 1970. Beatísimo padre: Al reunirse por vez primera en el presente año los integrantes de la comisión permanente del Episcopado Argentino -en nombre propio y de nuestros hermanos- nos urge llegar hasta Vuestra Santidad con este testimonio, no sólo de fraterna comunión, sino también de renovada y férvida adhesión al magisterio pontificio. Compartimos el duro calvario que padece y vive Vuestra Santidad en la diaria solicitud de pastor supremo, y al mismo tiempo la angustia e inquietud de toda la Iglesia en este momento misterioso. Valores irrenunciables, confiados personalmente a vuestra misión, y solidariamente a la nuestra, están sufriendo fuertes e inesperados golpes: el depósito de la fe arbitrariamente interpretado o sutilmente desvirtuado -la misma fe substituida por criterios meramente humanosel magisterio pontificio aceptado con reservas o especiosamente negado -la autoridad jerárquica presionada ,o contestada- una concepción errónea o parcial del sacerdocio en su ser y en su misión y como brote espontáneo de `ésta profunda crisis, discutido indebidamente el celibato sacerdotal, produciendo en el pueblo de Dios una conmoción perturbadora. El Señor que indefectiblemente conduce a su Iglesia a pesar de estas sombras, nos quiere consolar con la esperanza de los bienes que, de un modo u otro, sabrá obtener de esta dolorosa situación. No dudamos que el valor evangélico del celibato, acrisolado por la contradicción, aparecerá con nueva luz al orden sacerdotal, a los aspirantes al sacerdocio y a todo el pueblo de Dios. El Señor también quiere confortarnos con la silenciosa fidelidad al evangelio de la inmensa mayoría de los sacerdotes, empeñados en responder a las exigencias espirituales del hombre y del mundo de hoy. Por otra parte, no excluimos la recta intención de muchos, cuyos errores debemos señalar. En la búsqueda del bien se dan frecuentemente equivocadas perspectivas y también desbordes. Pero es innegable que una atmósfera de paralizante incertidumbre ha penetrado en muchos de nuestros sectores. Esta incertidumbre dificulta la radical disposición de entrega generosa al Señor y de confianza filial en su Iglesia. Malogra además grandes esfuerzos en la tan anhelada renovación. 103 En abril de 1969 todo el Episcopado Argentino en asamblea plenaria, reafirmó el alto valor eclesial del celibato precioso don divino- y su permanente vigencia como testimonio de opción total de Dios, imitación más perfecta de jesucristo, libertad para servir mejor a los hombres y anticipo de la vida celestial. A impulsos de los nuevos hechos, los obispos argentinos volvemos a proclamar la doctrina sobre el celibato, enaltecido por la Iglesia de Oriente y Occidente, y a la que documentos solemnes y últimos de Vuestra Santidad le han dado carácter definitivo. Plenamente concordes con este magisterio de la Cátedra Apostólica, "manifestamos también nosotros claramente nuestro deber de no admitir que el ministerio sacerdotal pueda ser ejercido por aquellos que después de haber puesto la mano sobre el arado han vuelto la vista atrás". A1 suplicar la bendición apostólica para nuestro querido clero, para el noble pueblo argentino y para nosotros sus pastores, reafirmamos nuestra fe en el Primado de Pedro y prometemos empeñarnos en dar nuevo vigor al Sensus Ecclesiae que vive esta porción del cuerpo místico que nos fue confiada. Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal Primado, Dr. Antonio Caggiano, Arzobispo de Buenos Aires y Presidente da la Conferencia Episcopal Argentina; Excelentísimos y Reverendísimos Sres. Arzobispos: de Tucumán y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. Juan Carlos Aramburu; de La Plata, Mons. Antonio José Plaza; de Bahía Blanca Mons. Germiniano Esorto; de Corrientes, Mons. Francisco Vicentín; de Paraná, Mons. Adolfo S. Tortolo; de Córdoba, Mons. Raúl Francisco Primatesta; de Salta, Mons. Carlos M. Pérez; de Santa Fe, Mons. Vicente Zazpe; Excelentísimos y Reverendísimos Sres. Obispos: de Santiago del Estero, Mons. Manuel Tato; de San Luis, Mons. Carlos Cafferata; de Azul, Mons. Manuel Marengo; de San Martín. Mons. Manuel Menéndez y de Venado Tuerto, Mons. F. Antonio Rossi. 104