Exhortación pastoral del Episcopado Argentino motivada por el XXXIX congreso eucarístico internacional de Bogotá A la búsqueda ansiosa de amor y de unidad, que de un modo u otro, agita a los hombres todos, nos ofrece ahora el Señor como una respuesta y una gracia, el próximo congreso eucarístico internacional de Bogotá, [del 18 al 25 de agosto]. El congreso se realiza bajo el lema Vinculó de amor. El vínculo de amor es el mismo Cristo en la más plena y en la más real de sus presencias de aquí abajo: en la sagrada eucaristía. Entiende así el congreso que sólo Cristo -venido al mundo para unir lo que estaba separado y restaurar lo que estaba caído- puede realizar el innato anhelo del espíritu del hombre: unirse íntimamente a Dios y unirse íntimamente a sus hermanos. EL CONGRESO, GRANDIOSO ACTO DE FE El congreso será en primer lugar un grandioso y viviente acto de fe en la sagrada eucaristía. Creer es darse a Dios y aceptar su JSálabra. Creer es caer en el abismo de Dios y sumergirse en su luz. Creer es encontrarse con Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. Creer es comenzar la vida eterna. Gracias al pan consagrado podemos los hombres todos encontrarnos con El, gustar y vivir su vida. "El que come mi carne y bebe mi sangre está en Mí y Yo en él." i Gracias a este misterio cada hombre logra encontrar a Cristo, escuchar su palabra, sumergirse en su luz y retornar al Padre. EL CONGRESO, ACCIÓN DE GRACIAS DE LA IGLESIA Después de creer y de adorar, la Iglesia cantará su acción de gracias, porque ella misma como Iglesia, como signo levantado en medio de los pueblos, como pueblo de Dios en marcha, se construyen se realiza y se expande actualizando el sagrado misterio del altar. De este mismo pan recibe la Iglesia su plenitud santificante y de este vino la cotidiana fortaleza para ser inquebrantablemente fiel a su esposo Jesucristo. 1 Jn. 6,56. Pero su acción de gracias se vuelve más intensa aún. Sin méritos suyos, como regalo divino de su salvador, la Iglesia ha recibido el poder y el mandato de hacer presente hasta la consumación de los siglos el milagro siempre nuevo y siempre el mismo, de renovar el misterio de la crucifixión y de la resurrección de jesucristo: "cuantas veces se renueva sobre el altar el sacrificio de la cruz, en que nuestra pascua, Cristo, ha sido inmolado (I. Cor. 5,7), se efectúa la obra de nuestra redención,` transubstanciando el pan y el vino del altar. En esta acción de gracias está presente el don singular del sacerdocio ministerial, el único al que Cristo otorgó la virtud de realizar este misterio hasta que El vuelva. EL CONGRESO Y SU PROYECCIÓN DE FRATERNIDAD HUMANA Pero en tercer lugar, la Iglesia vuelve sus ojos a la humanidad entera: hombres, pueblos y continentes. Todo un universo humano que vive, se mueve, y sufre en tan diversas y tan contrarias condiciones. Podríamos decir que los hombres están inmersos en la batalla de la promoción del hombre. La Iglesia también lo está. Quiere rescatarlo de toda servidumbre, restituirle la imagen de Dios rehaciéndolo en cierto modo, y hacerle vivir su noble dignidad humana y su excelsa dignidad cristiana. Un inmenso e inefable designio de Dios ha querido una humanidad unida. Para lograrlo entregó su Hijo al mundo; y el Hijo de Dios está presente en la humanidad de todas las edades. Presente también hay, no como espectador silencioso y mudo, sino como perenne enviado del Padre para transformar, vivificar y reunir a la humanidad entera. Un hilo de su sangre divina misteriosamente nos une, nos convierte en hijos, nos estructura en cuerpo suyo. Al hacernos vivir su vida = "Yo soy el pan de la vida"- nos exige y nos manda con mandato absoluto, amarnos los unos a los otros como El nos amara. Este amor fraterno debe traducirse en obras, en vida, en don personal, en don comunitario, en servicio generoso, en inmolación y también en cruz. La urgente necesidad de dar consistencia y solidez al espíritu comunitario sólo será posible en la medida en que los hombres que quieran vitalizar una comunidad cristiana vivan en torno del altar. "No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y como quicio la celebración de la sagrada eucaristía." Queridos hijos: La Iglesia, dispersa en los cinco continentes, está unida a Cristo. Y si bien ella está donde El está, hay momentos y lugares en que parece concentrarse toda. Ocurrirá esto en el congreso eucarístico internacional 2 Constitución dogmática sobre la Iglesia, N,? 3. 3 Vaticano II. 59 de Bogotá. Y por un privilegio singular, allí también estará presente el vicario de jesucristo, principio visible de toda la unidad católica. El corazón de la Iglesia latirá allí en esas horas de gracia con un ritmo verdaderamente universal. Por eso quisiéramos que todas nuestras Iglesias locales y que todos nuestros fieles, espiritualmente estén allí. RECOMENDACIONES Recomendamos que durante todos los días del congreso, nuestros queridos fieles participen diariamente en la celebración del sacrificio del altar; y disponemos que además de las determinaciones que cada obispo dispusiere, el domingo 25 de agosto todas nuestras parroquias se asocien al congreso con un acto eucarístico de especial solemnidad. María Santísima Madre de jesucristo y por lo tanto excepcionalmente unida al misterio del altar, nos conduzca a la interioridad y a la exaltación de este misterio. Dada en la ciudad de la Santísima Trinidad de Buenos Aires el dos de agosto de 1988. i Firman los Eminentisimos Sres. Cardenales y los Excmos. Sres, Arzobispos y Obispos integrantes de la Comisión Permanente del Episcopado i, Argentino. I' i