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MENSAJE DE LA LXXVI ASAMBLEA PLENARIA

SOBRE LA EDUCACION

 

 

Los obispos argentinos, reunidos en la 76ª Asamblea Plenaria, hemos dedicado con gran interés y esperanza, un amplio espacio al tema Educación.

 

En estos tiempos de transformación educativa, nuestra reflexión tuvo en cuenta los aspectos positivos de la Ley Federal de Educación, la primera en su género en toda la historia argentina. Aunque con aplicación dispar y no siempre acertada implementación, representa un avance al reconocer el carácter integral de la educación, al considerar a la familia como agente fundamental y al establecer que la educación es pública, sea de gestión oficial o privada y, en nuestro caso, de gestión eclesial.

 

De acuerdo con dicha ley y con principios promulgados en documentos internacionales y asumidos por nuestra Constitución, insistimos en la necesidad de asegurar la plena libertad de enseñanza en favor de los alumnos y de sus padres, dentro de la cual se incluyen la educación religiosa y la formación de los docentes.

 

Invitamos a ejercitar un discernimiento de los contenidos de la enseñanza, que no siempre expresan con claridad la capacidad del hombre para conocer la verdad y los valores esenciales de nuestro acervo cultural, tales como el sentido de Dios y la dignidad

de la persona, que son el auténtico fundamento de los derechos humanos y de la convivencia social. La educación es, en efecto, un medio necesario para responder a la problemática moral y social. Reafirmamos también el derecho que tiene la Iglesia para formar y capacitar a sus educadores y agentes evangelizadores, según lo reconoce el acuerdo del Estado Argentino con la Santa Sede.

 

En el transcurso de nuestra reflexión hemos tenido muy especialmente presentes a los hombres y mujeres que se desempeñan en la noble tarea educativa, en medio de no pocos obstáculos y en condiciones socioeconómicas difíciles. A todos ellos hacemos llegar nuestro reconocimiento por su labor constante y generosa y los estimulamos a perseverar responsablemente en este servicio.

 

Exhortamos a las autoridades y a la sociedad entera a favorecer el reconocimiento de los educadores y su justa retribución lo cual contribuirá a mejorar la calidad de la educación y permitirá integrar a todos, preferentemente a los más pobres, en la vida de nuestra comunidad argentina.

        

Con serena esperanza, ponemos estas reflexiones a los pies de Jesucristo Maestro y confiamos el destino de la educación en la Argentina al maternal cuidado de Nuestra Señora de Luján.

 

Mensaje de la 76ª Asamblea Plenaria

26 al 31 de octubre de 1998