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Documento de la Conferencia Episcopal Argentina:
La evangelización de la juventud
“ La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de la misma Iglesia”.1
“Las circunstancias nos invitan a prestar una atención especialísima a los jóvenes. Su importancia numérica y su presencia creciente en la sociedad, los problemas que se les plantean deben despertar en nosotros el deseo de ofrecerles con celo e inteligencia el ideal que deben conocer y vivir. Pero además es necesario que los jóvenes, bien formados en la fe y en la oración, se conviertan cada vez más en los apóstoles de la juventud. La Iglesia espera mucho de ellos.”2
Las esperanzas que la Iglesia ha puesto siempre en la juventud; la exigencia de una especial atención a los jóvenes impuesta por su importancia numérica y social, y las dificultades que los rodean, así como la necesidad de una efectiva proyección de los jóvenes católicos hacia su mismo sector juvenil, han motivado esta opción y esta convocatoria del Episcopado Argentino.
Entendemos por juventud aquel período ubicado después de los diecisiete años, en el que, superado el proceso de la adolescencia, la persona joven asume con realismo su propia vida y se inserta responsablemente en el mundo que le rodea; período en el que se efectúan opciones fundamentales y se manifiestan nobles aspiraciones.
La juventud aparece actualmente como un nuevo cuerpo social con especiales características, con sus propias ideas, valores y con una acción particularmente dinamizadora de la sociedad. Sin embargo, la violencia surgida de las ideologías, el acelerado proceso consumista, la falta de estructuras de participación, la desatención educacional y las fallas de los adultos, al incidir en una naturaleza ya herida por el pecado, provocaron muchas veces la evasión hacia el placer o el tener, hacia el extremismo o la indiferencia.
Es preciso, con todo, señalar que no han sido pocos los hombres y mujeres, familias e instituciones que, desde la Iglesia u otros ámbitos han manifestado eficazmente su inquietud por los jóvenes. Gracias a su labor de formadores y al fuerte sentimiento de familia, felizmente vigente entre nosotros, numerosos grupos de jóvenes han conservado su salud espiritual y el auténtico sentido de la vida. Por eso, a pesar de muchos signos negativos, podemos alentar fundadas esperanzas con respecto a nuestra juventud y por eso también, los obispos argentinos invitamos hoy a trabajar con empeño en esta nueva prioridad pastoral que proponemos con el lema:
TODA LA IGLESIA EVANGELIZA A TODA LA JUVENTUD
La Iglesia entera es el agente de esta acción evangelizadora, porque todo el pueblo de Dios –personas e instituciones- es el que ha sido enviado a evangelizar y porque a toda la iglesia le interesa su propio futuro y el de la sociedad.
Además, nos dirigimos a toda la juventud, en su amplitud y complejidad y a todos los jóvenes sin distinción, porque el evangelio de Jesucristo es mensaje de salvación que debe llegar hasta los más alejados. Por esta razón esta prioridad pastoral que supone las organizaciones juveniles, debe proyectarse más allá de sus límites.
Queremos llegar a toda la juventud argentina, no sólo para que sea la constructora del mundo del futuro, sino también para que en el presente tome conciencia y se responsabilice del papel que Dios le asigna en la iglesia y en la patria.
Esta acción evangelizadora implica dos grandes tareas:
1. Conocimiento pastoral de la realidad de la juventud en la Argentina
Se trata de un conocimiento global y diferenciado, que no sólo describa comportamientos positivos o negativos, sino que también descubra intereses y valores; un sondeo que ofrezca los datos indispensables para una evangelización concreta y realista. Una mirada de fe sobre las circunstancias y situaciones que viven los jóvenes de la ciudad o del campo en los ambientes familiares, estudiantiles, castrenses, laborales o recreativos, y que tenga en cuenta también el sector juvenil de personas discapacitadas. Una mirada también dirigida a la misma Iglesia para detectar el grado de integración de los jóvenes a nuestras comunidades y evaluar los métodos, medios e instrumentos empleados en la evangelización.
2. Evangelización que responda a esta realidad juvenil. Esta acción evangelizadora implica:
a) ser fieles al mensaje revelado, tal como lo transmite el magisterio universal de la Iglesia y prestar atención a los destinatarios; teniendo en cuenta la edad y condición socio-cultural;
b) partir del mensaje evangélico y llevar a los jóvenes a un proceso gradual de educación de la fe, lo cual supone la aceptación verdadera y plena de al persona de Jesucristo;
c) transmitir con un lenguaje adecuado y apoyado en el testimonio de vida, toda la fuerza transformadora del evangelio, para convertir la conciencia personal y colectiva de los jóvenes.
Posteriormente, la Iglesia deberá ayudar a los jóvenes para que esta respuesta de fe se canalice en la formación doctrinal permanente; la espiritualidad encarnada en la vida; el ejercicio de las virtudes humanas; la acción evangelizadora hacia los mismos jóvenes; la concreta participación socio-política y la responsable opción vocacional.
Esta nueva prioridad pastoral que tiene a los jóvenes como destinatarios, compromete ante todo a los mismos jóvenes, a los que invitamos a dedicarse con amor y entusiasmo al apostolado de la juventud.
Que la Santísima Virgen María, modelo de los jóvenes, nos guíe en esta tarea como estrella de la Evangelización. En sus manos y en este día, en que la honramos como patrona de nuestra patria, con el título de Nuestra Señora de Luján, depositamos confiados esta prioridad, para que toda la iglesia en la Argentina, animada por el Espíritu Santo, evangelice a todo la juventud.
San Miguel, 8 de mayo de 1981, Festividad de Nuestra Señora de Luján.