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           El 20 de agosto de 1982 la Comisión Permanente de la C.E.A. se dirige al Presidente de la República para presentar, según se dice textualmente, “uno de los problemas más acuciantes que preocupan, a nuestro ver, a la sociedad Argentina en el momento actual: la situación de las familias que tienen integrantes desaparecidos”. En esa oportunidad, el Episcopado insiste en un reclamo que viene formulando desde 1976. La explicación del gobierno no fue satisfactorio, mereciendo del Presidente de la C.E.A. la siguiente respuesta.

 

 

Buenos Aires, 29 de octubre de 1982

 

Excelentísimo señor:

 

La carta de Vuestra Excelencia de fecha 21 de octubre corriente, fue recibida, y leída con gran atención en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.

 

Ante todo, quiero expresar a Vuestra Excelencia el sincero agradecimiento por la respuesta que personalmente ha querido dar a la nota que le fuera enviada por mí conforme al encargo de la Comisión Permanente de la Conferencia.

Sin embargo, y cumpliendo un expreso mandato de la Asamblea Plenaria, manifiesto a Vuestra Excelencia que, si bien comprendemos el peligro de excepcional gravedad que para el País significó el embate guerrillero y que exigía una justa defensa –peligro que fue por los Obispos denunciado y su causa condenada claramente– los Obispos no compartimos la argumentación que se desprende de la carta de Vuestra Excelencia. En efecto, de su simple lectura se deduciría que puesto que el enemigo apela a recursos no moralmente lícitos, también pudieran hacerlo las fuerzas del orden, empleadas en nombre de la Patria y de la paz. Esto implicaría la aceptación de la teoría que el fin justifica los medios, cuya enunciación es inaceptable para el cristiano.

 

Es por ello que, lamentando grandemente todo lo que pasamos a significar, manifestamos a Vuestra Excelencia que los Obispos no podemos concordar plenamente con la explicación proporcionada.

 

Reiteramos a Vuestra Excelencia nuestras mejores disposiciones para el bien común, mientras lo saludamos con la consideración más alta y distinguida.

 

+JUAN CARLOS Card. ARAMBURU

Arzobispo de Buenos Aires

Primado de la Argentina

Presidente de la

Conferencia Episcopal Argentina

 

Excelentísimo señor

General de División D. REYNALDO BIGNONE

Presidente de la Nación

S/D.