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La catequesis ha constituido una de las principales preocupaciones del Episcopado a partir de la primera carta pastoral colectiva. Desde entonces y en forma reiterada, los obispos han impartido numerosas ins­trucciones referidas a cuestión tan esencial como lo es la maduración ordenada de la fe. Las mismas se hallan reflejadas en esta colección de documentos. En la se­gunda mitad de este siglo un paso decisivo hacia la consolidación, perfeccionamiento y actualización de la catequesis lo constituye el Primer Congreso Cate­quístico Nacional celebrado en 1962. A veinticinco años de ese Congreso se convoca al segundo que debe estudiar El itinerario catequístico permanente en las comunidades eclesiales como respuesta a las exigen­cias de la nueva evangelización. De ahí su lema: Jun­tos para una evangelización permanente.

 

CONVOCATORIA AL SEGUNDO CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL DE 1987

 

Queridos hermanos:

 

Con profunda alegría de Pastores, asumiendo nuestra responsabilidad de ser los "primeros catequistas" (1), quere­mos promover una catequesis clara, vital y permanente en to­das nuestras comunidades cristianas.

Así lo pide la Iglesia y lo necesita el tiempo que vivimos. Dios Padre, en su plan de salvación "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (2) por medio de Jesucristo, su Hijo.

 

1.- MIRADA AL PASADO

 

La vigorosa vitalidad de la tarea catequística de la Iglesia en el mundo entero, llevó a SS Pablo VI,  de feliz memoria, a convocar el Sínodo de Obispos de 1977 para promoverla y enriquecerla con el fin de "difundir en la comunidad cristiana la alegría de llevar al mundo el anuncio del Misterio, de Cristo" (3). Porque "el misterio del hombre sólo se esclarece en el Misterio del Verbo encarnado" (4), es decir, en la Palabra de Dios hecha. hombre, Cristo Jesús.

El mensaje dirigido por los Obispos al finalizar el Sínodo, a todo el Pueblo de Dios, se nos decía que la CATEQUESIS constituye una "actividad constantemente necesaria para difundir viva y activamente la Palabra de Dios y ahondar en el conocimiento de la Persona y del Mensaje salvador de nuestro Señor Jesucristo; la actividad que consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe y que está ligada  estrechamente al permanente proceso de maduración de la misma fe" (5).

Estamos convencidos de que la catequesis así entendida es una tarea primordial de la Iglesia (6), como lo afirma el Papa Juan Pablo II en su documento “La Catequesis en nuestro tiempo” (Catequesi Tradendae).

Por ello, el Santo Padre, al inaugurar el Novenario de Años para América Latina, nos llama a dar vigor a un ilusionado esfuerzo catequístico que deberá constituir la mejor preparación al Vº Centenario de la proclamación del Evangelio en América Latina" (7). Y esto mediante una "mirada de fidelidad a vuestro pasado de fe. Mirada hacia los desafíos del presente y a los esfuerzos que se realizan. Mirada hacia el futuro, para ver como consolidar la obra iniciada. Obra que debe ser una evangelización NUEVA: “nueva en su ardor; en sus métodos, en su expresión” (8).

Recorriendo la historia del continente, 1a llegada de los conquistadores europeos produce el encuentro de diferentes culturas. Pero también con ellos viene la Iglesia a predicar el Evangelio y bautizar a los aborígenes, reconociendo que eran personas con toda su dignidad.

Lastimosamente no siempre hubo el respeto debido a la cultura de estos nuevos pueblos. Como dijimos en "Iglesia y Comunidad Nacional" (9): "el espíritu cristiano, si bien ha otorgado una íntima conciencia de la dignidad humana, de la igualdad de los hombres y de los pueblos entre sí, no ha llegado a expresarse plenamente en las instituciones y en las actitudes de vida”.

Por eso los Pastores – como Antonio de Montesinos, Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga, José de Anchieta, Manuel de Nóbrega, Roque González, Toribio de Mogrovejo y tantos otros – lucharon denodadamente por la justicia y contra los abusos, anunciando el Evangelio y catequizando a los fieles. Ellos “inventaron métodos de catequesis que no existían, tuvieron que crear las escuelas de doctrina, instruir a niños catequistas para superar las barreras de las lenguas ...” (10).

En lo que hoy es nuestra Patria, los primeros Sínodos celebrados en Santiago del Estero, primera diócesis argentina, produjeron catecismos, como un servicio primordial para afianzar la evangelización. Además, grandes catequistas como San Francisco Solano, recorrieron nuestras tierras.

A partir de la independencia, nuestra nación pasó momentos difíciles y la Iglesia la acompañó en estos sufrimientos (11). Desde el principio el pueblo argentino tuvo y luchó por un gran ideal de libertad; en este ideal se sostuvo por la presencia de la Iglesia (12).

Sí. En nuestro país, los pastores siempre hemos privilegiado nuestra labor en la CATEQUESIS. A Partir de 1962 comienza un tiempo fuerte para esta área pastoral: se organiza el PRIMER CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL del 15 al 19 de agosto de ese año, en la ciudad de Buenos Aires, que da un impulso a la catequesis argentina (13).

 

Recogemos de él los frutos más destacables:

·        el surgimiento de una COMISION EPISCOPAL PARA LA CATEQUESIS dentro de la Conferencia Episcopal Argentina;

·        la organización de la JUNTA CATEQUISTICA CENTRAL y desde ella las JUNTAS CATEQUISTICAS DIOCESANAS;

·        la realización anual, casi ininterrumpida, de ENCUENTROS NACIONALES de Directores Diocesanos de Catequesis;

·        la creación del INSTITUTO SUPERIOR DE CATEQUESIS ARGENTINO (I.S.C.A.), centro para formadores de catequistas y el nacimiento de SEMINARIOS PARA LA FORMACION DE CATEQUISTAS en casi todas las diócesis;

·        la publicación del PRIMER DIRECTORIO CATEQUÍSTICO NACIONAL en el año 1968 y la elaboración creativa de diversos subsidios catequísticos;

·        una renovación de la catequesis que pone de manifiesto el eje bíblico litúrgico, nuevos medios y métodos para llegar a todos los hombres y situaciones;

·        una mayor conciencia de los laicos en su responsabilidad como catequistas, unidos a sus pastores (catequesis familiar, sectorial, protagonismo laical en catequesis presacramental, etc.);

·        el descubrimiento de una catequesis permanente en vistas a la vida y no sólo sacramental, aunque de modo paulatino, etc.

 

 

2.- MIRADA AL PRESENTE

 

La historia no se detiene. Hoy surgen para la CATEQUESIS nuevos desafíos como lo hemos indicado en nuestros últimos documentos. Podemos señalar cuatro problemáticas vitales.

Frente al actual momento que vive el país, el hombre argentino se interroga de muchas formas, "¿QUIEN SOY YO?". La Iglesia, "experta en humanidad" y fiel a su misión, debe continuar acompañándolo en su búsqueda de identidad (14); debe ayudarlo a profundizar este cuestionamiento, desde las raíces de su cultura impregnada de Evangelio (15); debe proponerle desde la fe, de un modo orgánico, progresivo y sistemático, "QUIEN ES COMO CRISTIANO...".

Esta búsqueda presenta perfiles concretos que tocan a la vocación misma del hombre (16), puesta a prueba por el cam­bio acelerado de nuestra historia (17), por las tensiones cons­tantes entre lo cristiano y el laicismo impuesto (18), entre el culto a nuevos ídolos y al Dios de la fe (19), que llevan a "una sutil tentación de desesperanza" (20) y neutralizan un proceso de madurez y una capacidad de renovación integral del hombre (21).

Por ello no nos extrañamos de que subsistan las distorsiones ideológicas (22), la violencia en nuevas formas (23), las crisis de autoridad (24), los ataques a la institución familiar, incluida su seguridad económica (25).

Otra problemática vital para el hombre argentino, en es­te contexto nacional, consiste en plantearse "¿QUE VALOR TENGO YO?". Es decir, se pregunta sobre su dignidad como persona lo mismo que todo hombre. La Iglesia debe seguir re­cordando a este hombre - que a menudo permanece en la ignorancia religiosa - su origen y su redención en Cristo (26), el sentido de la libertad de los hijos de Dios (27), el valor de la justicia evangélica y su reinado en nuestra sociedad (28).

Estos valores cristianos requieren un hombre abierto pa­ra asumir el Plan Salvador de Dios Padre en su propia vida. De este modo, podrá madurar el sentido supremo de la existencia y de la historia, a fin de iluminarlo todo con la luz del Reino de Dios y vivirlo coherentemente (29). Indudablemente esta es una tarea de la catequesis.

Con esta visión de fe, el hombre argentino podrá descu­brir la ingenuidad (o malicia, en algunos casos) con que tole­ra o aprueba con su silencio, los atropellos a su dignidad y a la vida (30), las desigualdades sociales (31), la pornografía. (32), la mentira social en todos los órdenes (33) incluso en la economía (34); la fama lesionada de personas e instituciones para debilitar su imagen o autoridad (35), etc. En la base de todo esto se halla la crisis moral (36).

En este momento en que intentamos una vida constitu­cional se acentúa la pregunta vital del hombre argentino: "¿PARA QUE ESTOY?". O dicho de otro modo: “¿QUE POSIBILIDADES DE PARTICIPACION Y DESARROLLO DE LA CREATIVIDAD SE ME BRINDAN?” (37). En el fondo, es la misma pregunta que tiene todo ser humano, por diferentes circunstancias históricas.

Para el cristiano este planteo es acuciante, dada la dimensión comunitaria y participativa, que se plasma en la comunión eclesial visible. La Iglesia es un ámbito normal en el cual el creyente vive y edifica la fraternidad y participación.

De ahí que la catequesis ha de orientar a los cristianos – sobre todo a los jóvenes y a los adultos – para crear una verdadera comunidad de fe, capaz de buscar y abrir canales de participación para todos en el propio seno de la Iglesia (39), en la historia universal (40) y en la realidad concreta del país.

Por tanto el desafío para la Catequesis se presenta exig­ente en la nueva situación de la Patria, donde el bien común que debe prevalecer (42), a veces, se parcializa en beneficio de partidos, sectores y personas (43); en este contexto, el diálogo (44) resulta desvirtuado en sus mismas raíces. Conse­cuentemente el camino de la reconciliación sería en la prácti­ca inalcanzable (45).

Finalmente no podemos olvidar el interrogante funda­mental y decisivo de todo hombre: "¿ADONDE VOY?", o dicho de otra manera: "¿CUAL ES EL DESTINO DE MI EXISTENCIA?", que pone de manifiesto la dimensión huma­na esencial que es la trascendencia (46).

La Iglesia dirige la esperanza de los hombres - por medio de la catequesis - hacia la felicidad y la plenitud en Dios (47). Para ello invita a tomar la iniciativa de todo lo que lleve a me­jorar la sociedad humana hasta la consumación total del Rei­no de Dios en la Vida eterna (48).

La Catequesis como itinerario permanente debe promo­ver una constante conversión del corazón y de la mente, mientras fortalece un crecimiento en la fe, a fin de enriquecer una auténtica cultura cristiana impregnada de Evangelio. Sin embargo, ideologías ajenas a nuestro ser nacional, la ignoran­cia religiosa e inmadurez de nuestra fe, y la ausencia de com­promiso concreto, permitieron el surgimiento de una falsa cultura ‘inmanentista’, es decir, sin horizontes abiertos vital­mente a Dios y a lo infinito. Así encontramos, entre otros...

... en lo educativo, hombres manejados por estructuras laicistas y estatistas;

... en lo político y social, hombres, que defienden intereses mezquinos, particularismos egoístas, ambiciones ilegítimas o corrupción moral;

... en lo económico, hombres al servicio exc1usivo de lo ma­terial;

... e incluso en lo religioso, hombres sin discernimiento – por su ignorancia religiosa - ante la proliferación de movimientos religiosos libres o sectas.

 

La PASTORAL CATEQUISTICA del país ha iniciado una nueva etapa de reflexión para comprender mejor la serie dad de esta situación. Ha sentido la urgencia de proclamar vi­gorosamente el Evangelio, dando respuestas a estos desafíos. Ello exige la. tarea de formación de catequistas.

Sabemos y queremos recordar que "los bautizados son consagrados como casa espiritual y  sacerdocio santo por la regeneración y por la unción del Espíritu Santo, para que por medio de toda obra del cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien el poder de Aquel que los llamó de las tinie­blas a su admirable luz" (49). Por nuestro bautismo, todos debemos sentimos catequistas, necesitados de una constante renovación.

Hace unos pocos años, y en preparación a la Celebración de los VEINTICINCO AÑOS del PRIMER CONGRESO CA­TEQUISTICO NACIONAL (1962), se han ido realizando en casi todas las diócesis argentinas, los CONGRESOS CATE­QUISTICOS DIOCESANOS. También han comenzado a or­ganizarse los catequistas de las Regiones Pastorales del país, para implementar los CONGRESOS CATEQUISTICOS RE­GIONALES (50).

Cada una de las diócesis y regiones - a partir del modo concreto con que la situación arriba apuntada (51) interpela­ba su acción catequística - fueron analizando y proponiendo, guiados por los Pastores, la temática concreta de sus Congresos.

En la base de este esfuerzo, estuvo el trabajo de las di­versas comunidades: las parroquias con sus párrocos, las co­munidades educativas de los colegios católicos, las institucio­nes laicales, las familias cristianas, y otras pequeñas comuni­dades.

 

 

3.- MIRADA AL FUTURO

 

Un hecho auspicioso que a todo el pueblo argentino, es­pecialmente el católico, nos colma de esperanza es la anun­ciada Visita de SS. el Papa Juan Pablo II en el primer trimes­tre de 1987. Llegará como "Maestro de la fe", como Pastor y Catequista, igual que Pedro, para confirmar la fe de sus her­manos (52).

Este acontecimiento pondrá de relieve las urgencias que hemos de asumir pastoralmente, y nos comprometemos a no escatimar esfuerzos para una CATEQUESIS VITAL, PERMA­NENTE y RENOVADORA en nuestra Iglesia y en nuestra historia.

Por eso, en vistas a la celebración de los VEINTICINCO AÑOS del PRIMER CONGRESO CATEQUISTICO NACIO­NAL de 1962, como Pastores de este Pueblo de Dios, decla­ramos el año 1987 "AÑO CATEQUISTICO NACIONAL" con el lema: "JUNTOS PARA UNA EVANGELIZACION PERMANENTE" .

Al mismo tiempo, convocamos a todos los sacerdotes, a las personas consagradas en general, a las familias cristianas, a los agentes de pastoral, especialmente catequistas, y a todo el Pueblo Cristiano, a participar del SEGUNDO CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL, que tendrá lugar en la ciudad de ROSARIO (Pcia de Santa Fe) desde el 10 al12 de octubre de ese mismo año 1987.

Dicho CONGRESO será precedido por una SEMANA DE ESTUDIO Y PROFUNDIZACION CATEQUISTICA a realizarse en SAN ANTONIO DE ARREDONDO (Pcia de Córdoba) desde el 8 al 12 de junio de 1987, por catequistas especializados de todo el país, y otros expertos en ciencias sa­gradas.

Las líneas generales del SEGUNDO CONGRESO CA­TEQUISTICO NACIONAL, sus objetivos y temarios, surgen de los desafíos que la "nueva evangelización" nos impone. De su realización anhelamos recoger la iluminación que la fe ha de aportar al cristiano en este momento concreto, para guiar su compromiso con el hombre, por el Reino de Dios.

En consecuencia, proponemos como objetivo general del SEGUNDO CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL el si­guiente:

"PROMOVER EL ITINERARIO CATEQUISTICO PERMANENTE EN LAS COMUNIDADES ECLESIA­LES, COMO RESPUESTA A LAS EXIGENCIAS DE LA NUEVA EVANGELIZACION."

 

Esto implica:

- desde la problemática del hombre argentino, instru­mentalizar su acompañamiento a lo largo de toda la vida, con especial acento en los jóvenes y los adultos; porque el Itinera­rio Catequístico Permanente es hoy un requerimiento o exi­gencia nueva y no una alternativa (53),

        - proclamar la comunidad eclesial como lugar de creci­miento en la "comunión y participación";

        - recibir la luz siempre nueva del Evangelio de Cristo, a través de la Iglesia.

 

Al anunciarles esta gozosa buena noticia, queremos agra­decer ante todo a Dios porque ha enriquecido a nuestra Igle­sia con tantas familias cristianas, santos misioneros y cate­quistas generosos, que - durante estos cinco siglos - han sabido evangelizar y catequizar a nuestro pueblo latinoameri­cano y por ende, argentino.

También queremos expresar nuestro agradecimiento de Pastores, a los miembros de la Junta Catequística Central, a los responsables de las Juntas Catequísticas Diocesanas y Re­gionales, y a todos los catequistas por haber hecho posible lle­var a cabo los Congresos Catequísticos que preparan el SEGUNDO CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL y por la callada evangelización cotidiana, con tanta dedicación, disponibilidad, fidelidad a la Iglesia y espíritu de servicio a los hombres.

Nuevos desafíos nos esperan. El SEGUNDO CONGRE­SO CATEQUÍSTICO NACIONAL debe marcar un hito en la historia de nuestra Iglesia. "Que seamos fieles al paso del Señor por nuestra Patria"...

El Espíritu Santo nos prepare para la tarea futura, y nos haga dignos del Amor Salvador de Dios nuestro Padre. Nos unimos todos en una oración constante y ferviente.

La puesta en marcha y realización del AÑO CATEQUISTICO y del SEGUNDO CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL 1987 los encomendamos a la Ssma. Virgen de Luján, "Estrella de la Evangelización", Patrona de Argentina; a San Pío X, patrono de los catequistas, y a San Francisco Solano a cuya intercesión ponemos especialmente - como catequista latinoamericano y argentino - nuestro SEGUNDO CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL.

 

LII Asamblea Plenaria

Dado en San Miguel (Pcia de Buenos Aires), a los diecisiete días del mes de abril del año del Señor mil novecientos ochenta y seis.

 

 

SIGLAS

 

DCG                 Directorio Catequístico General, 1971. Roma .

Mens.S.77        Mensaje de los Obispos del Sínodo 1977.

CT                    Catechesi Tradendae.

DP                    Documento final de Puebla.

DMPO             Directorio del Ministerio Pastoral de los Obispos.

ICN                  Iglesia y Comunidad Nacional, C.E.A.. 1981.

DHC                 Dios, el Hombre y la Conciencia, C.E.A. 1983.

CTN                         Construyamos todos la Nación, C.E.A.

CR                    Camino de Reconciliación, Com. Perm. de la CEA., 1982.

ANEP               Ante la Nueva Etapa del País, C.E.A.

POCC              Principios de Orientación Cívica para Cristianos, C.E.A., 1983.

EPV                  Educación y Proyecto de Vida, E.E.E. de C.E.A., 1985.

Pud                   El pudor, defensa de intim. humana, E.E.F. y C. de C.E.A., 1984.

 

 

 

NOTAS

 

1.               Cf. CT, 63; Mens. Sín. 77, 14; DMPO, 55.

2.               1 Tm. 2, 4.

3.               CT, 4c.

4.               GS, 22.

5.               Mens. Sín. 77, 1b.

6.               Cf. CT, 1.

7.               ­Juan Pablo II, disc. Santo Domingo, 11/10/84.

8.               Idem, Homilía del 12/10/84.

9.               ICN 9 a.

10.            ­Juan Pablo II, disc. Santo Domingo, 11/10/84 - I,4.

11.            Cf. ICN, 18.

12.            Cf. ICN, 24 b.

13.            Ver actas del Primer CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL, 1962.

14.            Cf. ICN, 30.

15.            Cf. ICN, 22.

16.            Cf. EPV, 63-77.

17.            Cf. idem 2-4

18.            Cf. ICN, 22 y 27; EPV, 22-27.

19.            Cf. ICN, 32; DHC, 10.

20.            DHC, 2.

21.            Cf. EPV, 4b y 5.

22.            Cf. ICN, 33; DHC, 7.

23.            Cf. ICN, 32.

24.            Cf. ICN, 35; DHC, 6.

25.            Cf. DHC, 8-9; CTN, 7.

26.            Cf. ICN, 39; 54-58; DHC, 25; ANEP, 4-5.

27.            Cf. ICN, 36; DHC, 5 y 48; EPV, 31 y 38-42.

28.            Cf. ICN, 29; DHC, 15 y 100; EPV, 81-82.

29.            Cf. DCG, 21.

30.            Cf. POCC, 3.

31.            Cf. ICN, 33; DHC, 7; EPV, 3.

32.            Cf. DHC, 69; CTN, 6; Pud. 1-3.

33.            Cf. DHC, 24.

34.            Cf. ICN, 9; 28; DHC, 45; 100-105; CTN, 7.

35.            Cf. CTN, 4.

36.            Cf. ICN, 36; DHC, 3.

37.            Cf. ANEP 2; ICN, 29.

38.            Su fundamento: 1 Cor. 12, 1-14, 40; Rm. 12, 3-18... Lo resalta la Iglesia: Mens. Sín. 77, 13; CT, 16.

39.            Cf. DP, 273.

40.            Cf. DP, 274.

41.            Cf. DP, 215 y 219; ICN, 75-76.

42.            Cf. ICN, 86-107; POCC, 5; ANEP, 2; CTN, 1-2.

43.            Cf. POCC, 13.

44.            Cf. ICN 31; POCC, 12.

45.            Cf. CR, 5-11.

46.            Cf. DHC, 12-14.

47.            Cf. DCG, 29; CT, 29d.

48.            Cf. ICN, 39-40 y 12-19; EPV, 67-73.

49.            LG, 10a.

50.            Cf. Revista "Catequesis Sur", Junta Cateq. Central, Nº 18/19, diciembre 1985. Buenos Aires.

51.            Cf. de este documento Nº 6-16.

52.            Cf. Lc. 22, 31-34.

53.            Cf. CT, 35-45.

 

 


GUIA DE TRABAJO

 

 

En 1987 celebraremos, Dios mediante el CONGRESO CATEQUISTICO NACIONAL. Su lema es: “JUNTOS PARA UNA CATEQUESIS PERMANENTE”.

Deberá ser un acontecimiento gozoso que reafirma el anuncio viviente de la Buena Noticia: la Pascua de Jesús. Será un llamado a la revisión y a la creatividad de la tarea cate­quística del país. Con esperanza, con sinceridad, con genero­sidad para la entrega...

Urgidos por Juan Pablo II hemos de poner en marcha la "nueva evangelización: nueva en su ardor, nueva en sus méto­dos, nueva en su expresión". Con la presentación de estos LINEAMIENTOS queremos dar un paso más hacia este desa­fío que habrá de culminar con el Congreso de 1987.

Quiera Dios nuestro Padre que el CONGRESO CATE­QUISTICO NACIONAL de 1987 sea para el futuro de nues­tra Patria – enraizada en América Latina - una respuesta ca­tequística válida para los interrogantes que se plantean nues­tros  hermanos...

 

 

¿PARA QUE ESTOS LINEAMIENTOS?

 

Les presentamos estos LINEAMIENTOS. ¿Qué son? Un instrumento de trabajo para reflexionar juntos los catequistas del país... acerca de la catequesis, de los catequistas, de las nuevas exigencias que se nos van planteando, y sobre todo, acerca de la fidelidad a Dios, a la Iglesia y a nuestros herma­nos los hombres.

Es importante que tomemos conciencia de que nuestra participación es fundamental. Necesitamos compartir en comunión... Por eso nadie podrá quedarse callado ni permanecer indiferente.

 

 

EL OBJETIVO

 

El Congreso Catequístico Nacional ya ha comenzado con los Congresos Catequísticos Diocesanos y Regionales. De ellos nacen las inquietudes que dan origen al que será el obje­tivo de nuestro C.C.N. 87:

 

“PROMOVER EL ITINERARIO CATEQUISTICO PERMANENTE EN LAS COMUNIDADES ECLESIALES COMO RESPUESTA A LAS EXIGENCIAS DE LA NUEVA EVANGELIZACION”.

 

        De acuerdo a este objetivo hemos estructurado los LI­NEAMIENTOS de este modo:

 

1.           “PROMOVER EL ITINERARIO CATEQUISTICO PERMANENTE”. Estudiaremos este tema en la tercera parte del presente trabajo procurando descubrir todo lo que implica, en el marco de la Pastoral Orgánica de la Iglesia.

2.           “EN LAS COMUNIDADES ECLESIALES”. Reflexio­naremos en la segunda parte lo que significa nuestra Iglesia y su misión, de acuerdo al Magisterio que ha revitalizado la fe en el Concilio  Vaticano II

3.           “COMO RESPUESTA A LA NUEVA EVANGELI­ZACION”. Profundizaremos este desafío de la propuesta pas­toral que urge para nuestro continente, en la primera parte de la presente guía.

 

 

ESTRUCTURA DE CADA PARTE

 

En cada una de las partes de estos lineamientos presen­tamos elementos para:

«       introducirnos en el tema y motivarnos al trabajo.

«       elaborar un diagnóstico de la realidad - referido a cada tema - con preguntas orientadoras.

«       buscar luz a la situación, recurriendo a la Palabra de Dios en la Escritura y el Magisterio.

«       proyectar líneas de compromiso hacia el futuro, me­diante la propia creatividad.

«       celebrar lo vivido con un momento fuerte de oración, invitando al grupo a participar de la Eucaristía o bien de una Celebración de la Palabra cuyas líneas se insinúan.

 

 

METODO DE TRABAJO

 

Sugerimos que el estudio de estos Lineamientos se reali­ce en todas las comunidades eclesiales: diocesanas, parroquia­les, de barrios, de capillas, de colegios...

La presente guía está pensada para ser trabajada en grupo por todos los catequistas: familias, comunidades, miembros de instituciones, comisiones, movimientos, etc. Podrá hacerse en una o tres jornadas.

También podrá ser trabajada por la Junta Catequística Diocesana por Decanatos o Vicarías, por Juntas Catequísticas parroquiales (donde existen), etc.

 

 

PARA COORDINADORES DlOCESANOS Y PARROQUIALES

 

Nos dirigimos ahora a los responsables de la pastoral ca­tequística de las diócesis y diversas comunidades. Queremos sugerirles: 

 

«       implementar pedagógicamente esta guía para que sea trabajada por los catequistas de sus comunidades. Se han de respetar - lo pedimos encarecidamente - las preguntas y su nu­meración a fin de poder tabularlas a nivel diocesano y nacio­nal.

«       incluir otras preguntas, si lo creen conveniente, aña­diendo una letra a la numeración propuesta (p.e.: 3a.).

 

 

¿Y DESPUES?


 

Una vez que cada comunidad haya terminado su trabajo de estudio y elaboración, todas las respuestas serán enviadas a la JUNTA DIOCESANA DE CATEQUESIS, en fecha que ellas determinen.

Luego estas Juntas harán llegar una síntesis de lo recogi­do y todo el material elaborado por las comunidades, al Equi­po Preparatorio del C.C.N. 87 antes del 30 de abril de 1987.

Por eso les recomendamos que el trabajo no lo dejen pa­ra último momento, ni para cumplir; tiene que ser nuestro modo concreto de comenzar a "hacer juntos" este congreso.

Que el Espíritu del Señor nos conceda su fuerza creado­ra para dedicarnos a este trabajo con amor y alegría. Será un servicio para la catequesis del país.

Que María, Virgen y Madre, "Estrella de la Evangeliza­ción", nos acompañe en esta tarea.

 

 

 

  1. NUEVA EVANGELIZACION

 

"Anunciaremos tu reino Señor"

 

1.1. INTRODUCCION

 

¿Qué es evangelizar? "Evangelizar significa para la Igle­sia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humani­dad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad" (E.N. 18).

Juan Pablo II, el 12 /10/1984 en Santo Domingo, con­vocó al pueblo latinoamericano con motivo de la celebración de los 500 años, a una nueva evangelización. Esto es, "una mirada hacia los desafíos del presente y a los esfuerzos que se realizan. Mirada hacia el futuro para ver cómo consolidar la obra iniciada. Obra que debe ser una evangelización nueva: nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión".

 

 

1.2. MIRADA HACIA LOS DESAFIOS DEL PRESENTE

 

l. Señale el grupo los desafíos - retos, hechos, interpre­taciones, que piden una respuesta - que le plantea la realidad en que se vive.

2. Estos desafíos, ¿nos importan? ¿nos interesan? ¿nos afectan? ¿de qué manera?

3. Seguramente entre los desafíos señalados por el grupo tienen unos más importancia que otros... ¿cuáles considera el grupo como "centro" de su preocupación catequística? ¿Por qué?

 

 

1.3. ... Y A LOS ESFUERZOS QUE SE REALIZAN

 

Al hablar en Santo Domingo decía Juan Pablo II: "La Iglesia quiere acercarse a celebrar este centenario con la hu­mildad de la verdad, sin triunfalismos ni falsos pudores; sola­mente mirando a la verdad, para dar gracias a Dios por los aciertos, y sacar del error motivos para proyectarse, renovada, hacia el futuro" (12/10/84).

        4. ¿Cuáles son para ustedes los testimonios más claros de ayer y de hoy?

        5. ¿Cuáles son las "sombras" (o errores) más destacados de ayer y de hoy?

        6. En nuestra comunidad. ¿cómo evangelizamos?

 

 

1.4. ¿COMO ILUMINA LA PALABRA NUESTRA REALIDAD?

 

Jesús, el primer evangelizador, vino a transformar una realidad concreta. San Lucas lo relata así:

 

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. El sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para leer la Escri­tura. Le presentaron el libro del profeta Isaías, y abriéndolo, en­contró el pasaje que dice:

“El Espíritu del Señor está sobre mí,

Porque me ha consagrado por la unción.

Él me ha enviado a llevar la, Buena Noticia a los pobres,

a anunciar la liberación a los cautivos

y dar la vista a las ciegos,

a dar la libertad a los oprimidos

y proclamar un año de gracia del Señor".

Jesús cerró el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la Sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces les dijo: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír" (Lc. 4, 16-21).

 

        7. Descubran y profundicen los signos de la evangeliza­ción de Jesús, que nos propone el texto.

8. Como Iglesia, ¿podemos afirmar que "hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír"? ¿Por qué?

 

Nota: Los siguientes textos fortalecen nuestra fe en el poder de la Palabra de Dios hoy, y nos ayudarán en nuestra refle­xión:

 

Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumenta­ción persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostra­ción del poder del Espíritu Santo, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. (1ª Cor. 2, 4-5).

La catequesis capacita a los fieles para conocer cómo el miste­rio sa1vífico de Cristo obra hoy y a lo largo de los siglos, gracias al Espíritu Santo. (DCG, 44).

La palabra y la acción de la comunidad eclesial sólo tienen sen­tido y eficacia porque son hoy la Palabra y la acción que manifies­tan a Jesucristo y vinculan con El (Mens. Sín. 77, Nº 9).

 

9. Como evangelizadores dialoguemos fraternalmente qué significa la expresión del Papa: "Una Nueva Evangeliza­ción: nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión".

El cristiano evangelizado vive de acuerdo al pensar, sen­tir y obrar de Jesús. Evangelizar, para la Iglesia, es anunciar a Jesucristo para vivir como El, integrados en una comunidad de fe, amor, servicio y culto. Leemos en E.N. 19:

Para la Iglesia no se trata solamente de predicar el evangelio en zonas geográficas cada vez más vastas o poblaciones cada vez más numerosas, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del Evan­gelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación.

 

10. Iluminados por este texto, ¿cómo debemos evangeli­zar?

 

Nota: El grupo podrá ayudarse en su reflexión con la lectura y diálogo de los siguientes textos (u otros que pueda encon­trar) :

El evangelizador participa de la fe y la misión de la Iglesia que le envía. Necesita criterios y signos que permitan discernir lo que efectivamente corresponde a la fe y la misión de la Iglesia, es de­cir, a la voluntad de su Señor. (D.P. 370 a).

 

Para ser agente de evangelización debe la Iglesia disponerse ella misma a ser evangelizada, oyendo la Palabra de Dios y dejándose conducir con docilidad por el Espíritu Santo, único Actor princi­pal de toda evangelización que por Cristo conduce a todos los hi­jos de la Iglesia al Padre. (D.H.C. 151).

 

(Refiriéndose a las vocaciones sacerdotales y a la vida consa­grada) "Serán esos hombres y mujeres especialmente consagrados quienes, formando con los actuales agentes de la pastoral los fuer­tes nudos de la red apostólica constituida por todos los bautiza­dos, den vigor al ilusionado esfuerzo catequístico que deberá constituir la mejor preparación al 5º Centenario de la proclama­ción del Evangelio en América. ¿Qué mejor homenaje se podrá rendir a los primeros misioneros de América Latina que el seguirles en su entrega total a Cristo, y el de organizar -a escala diocesana, nacional y continental - una intensa acción catequística  que lleve a un mejor conocimiento de la Palabra revelada y a un mayor empeño en traducirla a la vida?

Tal acción deberá tener, entre otros objetivos prioritarios, el de la promoción de una sana moral familiar y pública, de una prácti­ca sacramental siempre más consciente y orientada a la puesta en marcha del dinamismo santificador y apostólico propio del Bautismo" (J.P.II disc. 12/10/84, párr. 6).

 

Como consecuencia, los responsables de la catequesis se en­cuentran ante una serie de tareas complejas y difíciles de conju­gar:

Promover la evolución de formas tradicionales de fe, propias de una gran parte del pueblo cristiano, y también suscitar formas nuevas.

Evangelizar y catequizar masas innumerables de gentes senci­llas, frecuentemente analfabetas; y, al mismo tiempo, responder a las necesidades de los estudiantes y de los intelectuales que son las porciones más vivas y dinámicas de la sociedad.

Purificar, cuando es necesario, formas tradicionales de presen­cia; y, al mismo tiempo, descubrir una nueva manera de estar pre­sente en las formas contemporáneas de expresión y comunicación en una sociedad que se seculariza.

Asegurar, por fin, el conjunto de estas tareas utilizando todos los recursos actuales de la Iglesia; y, al mismo tiempo, renunciar a formas de influencia y actitudes de vida que no sean evangélicas. (Medellín cap.8 No. 3).

Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivi­ficante del Espíritu, la posición de la 2ª Conferencia General que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres, no obstante las desviaciones e interpretaciones con que algunos desvirtuaron el espíritu de Medellín, el conocimiento y aún la hostilidad de otros. Afirmamos la necesidad de conver­sión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral. (D.P. 1134).

 

11. Comentar en el grupo quiénes fueron y cómo actua­ron los evangelizadores - familias, misioneros, catequis­tas ... - de tu comunidad cristiana.

 

 

1.5. NUESTRO COMPROMISO COMO CATEQUISTAS

        EN LA "NUEVA  EVANGELIZACION"

 

El mundo de hoy exige que la catequesis dé a los hom­bres firmeza en su propia identidad y que se sobreponga sin cesar a las vacilaciones, incertidumbres y desazones del ambiente (cf. C.T. 56). Por ello la evangelización exige nuevos riesgos, creatividad y audacia (cf. Medellín, intr. 3-5; C.T. 4).

 

12. ¿Cómo responder concretamente a los desafíos descubiertos?

13. ¿Qué nuevos caminos hemos de recorrer en la tarea catequística para ser fieles a Dios, a la Iglesia y al hombre?

14. La  evangelización “nueva en su expresión” exige pe­netrar, asumir y purificar la cultura del pueblo, su “estilo de

   vida...” Indicar pistas para lograrlo.

 

 

1.6. CELEBRACION

 

Lo que hemos reflexionado lo celebramos en comuni­dad. Sugerimos los siguientes pasos y elementos para que el grupo elabore la liturgia de la Palabra de una Eucaristía, o bien una Celebración de la Palabra.

 

·       Introducción.

·       Momento penitencial acerca de nuestras infidelidades a la Palabra.

·       Lectura: Isaías 55.

·       Canto: Salmo 118.

·       Proclamación del Evangelio: Lc. 10, 1-9.

·       Oración de los fieles.

·       Oración solemne con el prefacio de Cristo Rey (u otro).

·       Padre Nuestro.

·       Oración de conclusión.

·       Oración del Congreso Catequístico Nacional 1987.

 

 

 

2. LA COMUNIDAD ECLESIAL

 

"Quiso Dios salvar a los hombres no individualmente,

sino constituyéndolos en un pueblo " (L.G. 9)

 

 

2.1.- INTRODUCCION

 

Los cristianos afirmamos con la fe de los Apóstoles: "Creemos en la Iglesia que es una, santa, católica y apostóli­ca" (credo niceno).

Por eso los obispos que participaron en el Sínodo de 1977, en su Mensaje al Pueblo de Dios afirman categórica­mente: "La catequesis no es una tarea meramente individual, sino que se realiza siempre en la comunidad cristiana" (Mens. Sín. 77, Nº. 13).

 

 

2.2.- UNA MIRADA SOBRE LA VIDA DE NUESTRA COMUNIDAD

 

15. Dialogar en grupo sobre esta verdad de nuestra fe (la Comunidad Eclesial) y el modo cómo la hacemos carne en nosotros mismos y en nuestra comunidad.

16. ¿Qué imagen de vida en comunidad damos al mundo?

­17. ¿Qué dificultades encontramos en la vida de nuestra comunidad?

18. ¿Cómo nos sentimos unidos al Obispo? ¿En qué cosas?

19. ¿Qué tipo de relaciones interpersonales mantenemos con el (o los) sacerdote/s de nuestra comunidad?     20. ¿De qué forma manifestamos nuestro amor y adhe­sión al Papa y a la Iglesia universal?

 

 

2.3.- PARA QUE EL MUNDO CREA

 

Leemos en la Buena Noticia de Jesús

No ruego solamente por ellos, sino también por los que gracias a su palabra creerán en mí. Que todos sean UNO: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado Yo les he dado la gloria que tú me diste para que sean UNO, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí -para que sean perfectamente UNO, y el mundo conozca que tú me has en­viado y que yo los amé como tú me amaste. (Jn. 17, 20-23)

 

        Así lo vivió la primera comunidad cristiana, cuyo testimonio recogemos:

Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participaban de la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos, y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno. Unidos en un mismo es­píritu frecuentaban diariamente el Templo, partían el pan en sus casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse. (Hech. 2, 42-47).

 

        21. Descubran y profundicen la relación entre ambos textos.

        Leamos detenidamente lo que escribió San Pablo a la Comunidad de Corinto:

Ciertamente hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un solo Señor. Hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno el Espíritu se manifiesta para el bien común. (1ª Cor. 12, 4-7).

       

        22. ¿Cuáles son los dones que tiene nuestra comunidad y de qué manera ayudan a su crecimiento?

La Iglesia es una comunidad evangelizada y evangeliza­dora en función del Reino de Dios. Así lo expresa Pablo VI en "Evangelii Nuntiandi".

Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación con la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo y vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora. La or­den dada a los Doce: "Id y proclamad la Buena Nueva", vale tam­bién, aunque de manera diversa, para todos los cristianos. Por esto Pedro los define "pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". Estas son las maravillas que cada uno ha podido escuchar en su propia lengua. Por lo demás, la Buena Nueva del reino que llega y que ya ha co­menzado, es para todos los hombres de todos los tiempos. Aque­llos que ya la han recibido y que están reunidos en la comunidad de salvación pueden y deben comunicarla y difundirla. (E.N. 13).

 

23. En tu comunidad, ¿cómo buscan juntos el Reino, lo construyen, lo viven, lo comunican y difunden?

 

Nota: El grupo podrá ayudarse en su reflexión con la lectura y diálogo de los siguientes textos (u otros que pueda encon­trar) :

 

... hasta entonces la Iglesia permanecerá perfectible bajo mu­chos aspectos, permanentemente necesitada de autoevangeliza­ción, de mayor conversión y purificación.

No obstante, el Reino ya está en ella. Su presencia en nuestro continente es una Buena Nueva. Porque ella -aunque de modo germinal - llena plenamente los anhelos y esperanzas más pro­fundos de nuestros pueblos.

En esto consiste el "ministerio" de la Iglesia: es una realidad humana, formada por hombres limitados y pobres, pero penetra­da por la insondable presencia y fuerza del Dios Trino que en ella resplandece, convoca y salva.

La Iglesia de hoy no es todavía la que está llamada a ser. Es im­portante tenerlo en cuenta, para evitar una falsa visión triunfalis­ta. Por otro lado, no debe enfatizarse tanto lo que le falta, pues en ella ya está presente y operando de modo eficaz en este mundo la fuerza que obrará el Reino definitivo. (D.P. 229-231).

La Iglesia es el Misterio de la salvación en Cristo por el Espíritu Santo; misterio que se encarna en el pueblo de Dios y se realiza en la historia; es el lugar de encuentro entre Dios y el hombre; sacra­mento, es decir signo e instrumento de la unión de los hombres con Dios y de la unidad de todo el género humano. Para apacen­tar a su pueblo Cristo instituye la jerarquía sagrada, que con el poder que posee, está al servicio de sus hermanos, a fin de que to­dos lleguen a la salvación; como el Señor que ha venido no para ser servido sino para servir. La Iglesia se ha declarado casi servido­ra de la humanidad, precisamente en el momento en que, tanto su magisterio eclesiástico como su gobierno pastoral, han adquirido mayor esplendor y vigor debido a la solemnidad conciliar; la idea del servicio ha ocupado un puesto central. Sin duda alguna, en la doctrina de la constitución Lumen Gentium, la Iglesia del siglo XX se presentó al mundo no para dominarlo, sino para servirlo.

Por eso la Iglesia, pueblo de Dios, es llamada "instrumento de redención universal".

Todos los miembros del pueblo de Dios, jerarquía y laicos, te­nemos una misma vocación a la santidad. Así, la Iglesia, cum­pliendo esa vocación, peregrina sobre la Tierra hacia la consuma­ción del Reino, en la esperanza de la segunda venida del Señor. En este misterio de Cristo y de la Iglesia, la Virgen María es presenta­da por el Concilio como "tipo de la Iglesia" o sea, su imagen, porque creyendo y obedeciendo engendró en la Tierra al Hijo del Padre. ("La Iglesia en el período post conciliar" , (C.E.A. 13/5/66)

 

Nota: En el texto siguiente encontramos el fundamento de la Pastoral Orgánica o Pastoral de Conjunto.

 

El encuentro del hombre con Cristo se efectúa no sólo por medio del sagrado ministerio, sino por medio de los fieles y sus comunidades, que están, por tanto, obligadas a dar testimonio. Si falta este testimonio se pone a los oyentes un obstáculo para que acepten la Palabra de Dios, ya que la catequesis puede hablar con más eficacia de las cosas que hace visible la comunidad. El cate­quista es como un intérprete de la Iglesia ante los catequizandos. El lee y enseña a leer los signos de la fe de los cuales el principal es la misma Iglesia.

De todo esto se desprende cuán necesario es que la comunidad eclesial según las enseñanzas de la Iglesia y guiada por sus Pasto­res evite o corrija todo aquello que pueda deformar la imagen de la Iglesia, convirtiéndola en obstáculo para que los hombres abra­cen la fe.

Los catequistas, por tanto, tienen obligación de transmitir la fe, pero la tienen también de dar su aporte a la comunidad eclesial de modo que ésta dé un genuino testimonio cristiano.

La acción catequística por tanto se encuadra en la acción pas­toral general que ordena y coordina todos los elementos de vida eclesial. (D.C.G. 35).

 

24. La Iglesia no es sólo una organización exterior, sino también un "misterio", una realidad invisible... ¿Cómo lo en­tienden en tu comunidad? (el diálogo será enriquecedor para todos).

25. Sabemos que la unidad de la Iglesia no se funda en la simpatía, ni en el gusto personal, ni en otras razones humanas (privilegios, convivencias, etc.). Ahora bien, ¿en qué se fundamenta el espíritu comunitario entre ustedes?

 

 

2.4.- NOS COMPROMETE COMO CATEQUISTAS

        A TRABAJAR POR LA UNIDAD

 

        26. ¿Qué pasos podemos dar para vivir la comunidad auténtica?

        27. ¿Cómo influye este aspecto comunitario en la formación de catequistas?

28. La Iglesia vive, comunica y difunde el Reino de Dios. ¿A qué compromiso concreto se ha de orientar tu comunidad en el futuro?

29. "Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella" (Ef. 5,25). ¿Qué les sugiere esto como proyecto de vida comunitaria?

 

2.5.- CELEBRACION

 

Lo que hemos reflexionado lo celebramos en comuni­dad. Es de desear que sea con la Celebración Eucarística. Sugerimos los siguientes pasos y elementos para que el grupo elabore la liturgia de la Palabra de una Eucaristía, o bien una Celebración de la Palabra:

 

·          Introducción.

·          Momento penitencial: infidelidades a la unidad, santidad, apostolicidad y catolicidad...

·          Lectura: Hech. 4,32-37.

·          Canto: Salmo 147.

·          Proclamación del Evangelio: Mt. 28,16-20.

·          Oración de los fieles.

·          Oración solemne del Prefacio de la "Unidad del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia".

·          Padre Nuestro.

·          Gesto de la paz.

·          Oración conclusiva (de la Misa por la Iglesia -esquema B- oración colecta).

·          Oración del C.C.N. 87.

 

 

 

3. ITINERARIO CATEQUISTlCO PERMANENTE

 

"La catequesis de adultos es la forma principal

de la catequesis" fC. T. 43).

 

3.1.- INTRODUCCION

 

Con esta tercera parte abordamos lo específicamente ca­tequístico. Es fundamental que nuestra catequesis sea un acompañamiento permanente que abarque todas las etapas y situaciones de la vida.

Por eso reflexionamos acerca del itinerario catequístico permanente, procurando descubrir qué significa hacer de la catequesis dicho acompañamiento.

Trataremos de pensarlo dentro de la Pastoral Orgánica de la Iglesia, centrada en la catequesis de los adultos...

 

3.2.- MIREMOS LA REALIDAD DE NUESTRA

        TAREA CATEQUÍSTICA

 

        30. ¿A qué sectores de la comunidad llegan con la catequesis?

        31. ¿A qué sectores la catequesis de tu comunidad no puede llegar?

        32. La catequesis de tu comunidad. ¿a qué edades se dirige?

        33. ¿De qué manera tienen organizada la catequesis?

        34. Sugerimos que la comunidad de catequistas conozca el porcentaje de quienes participan de la catequesis, compa­rado con el de la población existente, según las edades: niños, adolescentes, jóvenes, adultos, tercera edad...

        35. Señalar lo que favorece Y lo que dificulta la realiza­ción de un itinerario catequístico permanente en la propia comunidad.

        36. Revisar si el material catequístico que se utiliza res­ponde a las exigencias que presenta C.T. 49, a saber:

·          que conecten con la vida concreta, las inquietudes e interrogantes, las luchas y esperanzas de los catequizan­dos;

·          que usen un lenguaje comprensible al hombre de hoy;

·          que transmitan integralmente, centrado en lo esencial, el Mensaje de Cristo y de su Iglesia, con la metodología catequística correspondiente;

·          que orienten hacia la conversión y la Vida Nueva en Cristo.

 

3.3.- ¿COMO ILUMINA LA PALABRA

        NUESTRA REALIDAD?

 

Dios acompaña a su pueblo elegido en todo momento, y a través de todas las circunstancias de su historia. Así crece el pueblo en la fe.

Leamos y comparemos:

Tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios: "Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una na­ción grande, fuerte y numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pe­dimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y él escuchó nuestra súplica. El vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nues­tra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de señales y prodigios. El nos trajo a este lugar y nos dió esta tierra donde flu­yen la leche y la miel" (Deut. 26,5-9).

y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. (Jn. 1,14).

 

        37. ¿Qué hechos y palabras muestran que Dios acompaña a su pueblo?

        38. ¿Qué signos de su comunidad expresan que Dios los acompaña?

39. Cristo es la respuesta de Dios Padre al caminar del hombre. ¿Cómo centramos en la persona de Cristo el itinerario catequístico permanente para ser fieles al plan de Dios Padre?

 

La importancia del acompañamiento que la Iglesia debe necesariamente hacer al hombre con su pastoral catequística, interpela a los catequistas.

"El itinerario catequístico permanente es un requeri­miento o exigencia nueva, y no una alternativa" (leemos en la Carta de Convocatoria de la C.E.A. para el Congreso Cate­quístico Nacional de 1987). Esto significa que debemos "completar" lo que nos falta de estructuras catequísticas, en las distintas etapas de crecimiento de la fe de las personas, y no que debemos abandonar lo que hacemos.

        Porque el concepto de catequesis abarca tres aspectos        que no se han de olvidar:

·          La catequesis ha de ser gradual, orgánica y sistemática;

·          La catequesis respeta el proceso de conversión y lo acompaña;

·          La catequesis orienta la inserción creciente del cate­quizando en la comunidad.

 

Leemos en Catechesi Tradendae:

La comunidad cristiana no podría hacer una catequesis perma­nente sin la participación directa y experimentada de los adultos, bien sean ellos destinatarios o promotores de la actividad cate­quística. El mundo en que los jóvenes están llamados a vivir y dar testimonio de la fe que la catequesis quiere ahondar y afianzar, está gobernado por los adultos: la fe de éstos debería igualmente ser iluminada, estimulada o renovada sin cesar con el fin de penetrar las realidades temporales de las que ellos son responsa­bles. Así pues, para que sea eficaz, la catequesis ha de ser perma­nente y sería ciertamente vana si se detuviera precisamente en el umbral de la edad madura puesto que, si bien ciertamente de otra forma, se revela no menos necesaria para los adultos. (C.T. 43).

Con todo, es importante que la catequesis de los niños y de los jóvenes, la catequesis permanente y la catequesis de adultos no sean compartimentos estancos e incomunicados. Mas importante aún es que no haya ruptura entre ellas. Al contrario, es menester propiciar su perfecta complementariedad: los adultos tienen mucho que dar a los jóvenes y a los niños en materia de catequesis, pero también pueden recibir mucho de ellos para el crecimiento de su vida cristiana.

Hay que repetirlo: en la Iglesia de Jesucristo nadie debería sen­tirse dispensado de recibir la catequesis; pensamos incluso en los jóvenes seminaristas y religiosos, y en todos los que están destina­dos a la tarea de pastores y catequistas, los cuales desempeñarán mucho mejor ese ministerio si saben formarse humildemente en la escuela de la Iglesia, la gran catequista y a la vez la gran catequi­zada (C.T. 45).

 

40. De acuerdo a los textos reflexionados, ¿en qué con­siste, en la práctica, el itinerario catequístico permanente?

 

3.4.- NUESTRO COMPROMISO COMO CATEQUISTAS

 

        41. Cada edad tiene sus interrogantes que requieren respuestas. ¿Cómo hacerlo concretamente?

42. ¿Qué formación se brinda a los catequistas para res­ponder a los interrogantes de cada etapa de la vida del hombre?

43. ¿Cómo imaginamos la pastoral orgánica de nuestra comunidad centrada en el itinerario catequístico permanente?

44. Si la catequesis de adultos es el modelo de toda cate­quesis, ¿qué nuevas opciones pastorales exigirán de nuestra comunidad?

45. ¿Qué modelos proponemos para llegar a sectores que no reciben la catequesis de tu comunidad?

 

3.5.- CELEBRACION

 

Lo que hemos reflexionado lo celebramos en comuni­dad. Es de desear que ello sea con la Celebración Eucarística.

Sugerimos los siguientes pasos y elementos para que el grupo elabore la liturgia de la Palabra de una Eucaristía, o bien una Celebración de la Palabra:

 

·          Introducción.

·          Momento penitencial.

·          Lectura: Efesios 1,3-14.

·          Salmo de meditación: No. 8.

·          Proclamación del Evangelio: Juan 1,14.

·          Oración de los fieles.

·          Oración de la primera parte de la Plegaria Eucarística IV (que asume el plan salvífico):

·          Oración conclusiva: de la Misa votiva del Espíritu Santo (-esquema B- oración colecta primera).

·          Oración del C.C.N. 87.

 

 

4. CONCLUSION

 

46. ¿Cómo sintetizarían todo lo reflexionado?

47. ¿Qué más les gustaría sugerir, proponer o agregar al presente trabajo, en orden al Congreso Catequístico Nacional de 1987?

 

 

Oración del CONGRESO CATEQUISTlCO NACIONAL 1987

 

Dios Padre nuestro,

te bendecimos y damos gracias porque tu Hijo Jesucristo,

el primer catequista,

con su palabra y misterio pascual nos trajo tu mensaje

de amor y reconciliación

 

Por él te agradecemos:

que a nuestro continente

haya llegado tu Evangelio;

que por María se haya encarnado en nuestros pueblos;

que hayas enriquecido a tu Iglesia con familias cristianas,

santos misioneros

y generosos catequistas.

 

Te pedimos que,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos preparemos

para el Congreso Catequístico Nacional y que asumamos los desafíos

de la nueva evangelización, urgidos hoy

por la Iglesia y por la historia.

 

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

San Pío X, patrono de los catequistas, ruega por nosotros.