COMUNICADO
de
la 117ª Comisión Permanente
11 al 12-III-1997
La opinión pública mundial recibió la
noticia del logro de la clonación de animales mamíferos. Se debe reconocer el
trabajo científico y alabar el ingenio del hombre que cumple una de las
vocaciones primeras que recibió al ser creado por Dios: "dominen la
tierra" (Gn. 1, 28). Pero es necesario que ese mismo ingenio sepa
reconocer los límites que aun las ciencias aceptan para su aplicación en seres
humanos.
De hecho la posibilidad de esta extensión
provocó, en gran parte de esa misma opinión pública, la saludable reacción de
que se regule por principios éticos y también sea prohibida por ley.
Como pastores valoramos estas reacciones y
con la responsabilidad que tenemos de servir a Dios, también defendiendo la
dignidad del hombre, imagen e hijo suyo, debemos decir que esta posible
extensión de la clonación en seres humanos:
1.
Desconoce la dignidad
y exclusividad de la procreación que corresponde a los padres;
2.
Deja a un lado el
valor oblativo, procreador e instrumento de expresión de amor que tiene la
sexualidad en el honesto ámbito del matrimonio, ya que la clonación sería una
comunicación de la vida humana prescindente de la sexualidad;
3.
Desconoce el carácter
intangible de los derechos del "por nacer", ya que estaría privado de
padres y su posterior educación en el ámbito familiar;
4.
Da lugar a
instrumentalizar al ser humano clonado para otros fines convirtiendo a éste en
medio y no en fin de la actividad del hombre.
Agregamos que de poco valdrá su
prohibición si todos, con la responsabilidad que nos corresponde, no hacemos
crecer la conciencia moral de cada hombre para que no se sienta autónoma frente
a valores, principios y leyes.
Como creyentes debemos decir que la
generación de un hijo es un acto profundamente humano y religioso, en cuanto
implica que los cónyuges forman una sola carne y Dios mismo se hace presente:
"cuando de la unión conyugal... nace un hombre, éste trae consigo al mundo
una particular imagen y semejanza de Dios mismo: 'en la biología de la
generación está inserta la genealogía de la persona"' (Juan Pablo II, Evangelium
Vitae, n. 43).
Buenos Aires, 11-1 2 de marzo de 1997