Comunicado
de la Comisión Ejecutiva
de
la Conferencia Episcopal Argentina
Buenos Aires 8 de octubre de 1999
La Iglesia tiene como uno de sus fines
iluminar a los fieles desde la fe en el camino que recorren en la sociedad y en
la historia para que cumplan sus deberes temporales de acuerdo a las enseñanzas
del Evangelio.
En el espíritu de preparación al Jubileo
del Tercer Milenio, debemos proponer a todos nuestros fieles que se encaminan
próximamente a un acto eleccionario de gran trascendencia para nuestro país,
las siguientes consideraciones sobre algunos valores fundamentales de la fe
católica que tienen repercusiones en las opciones temporales.
Como dijimos en el Documento "Los
cristianos ante las elecciones" (CEA, 17.9.83), el voto debe entenderse
como lúcida y responsable contribución al bien común, de las personas, de las
familias y de los diversos grupos que constituyen la sociedad civil.
Es necesario que nuestros fieles asuman la
responsabilidad de votar y, al hacerlo, que opten en conciencia por aquellas
plataformas y candidatos que garanticen la vigencia y aseguren el cuidado de
los principios cristianos y humanos fundamentales. Como auténticos cristianos
deberán valorar a quienes se comprometen efectivamente a:
- Proteger la inviolabilidad de la vida
humana en toda su extensión, desde la concepción hasta la muerte natural y
rechazar el crimen del aborto y de la eutanasia, así como la manipulación
genética, ya que el poder sobre la vida humana solo le pertenece a Dios.
- Promover el cuidado integral de la salud
de la población, especialmente de la mas careciente, y luchar contra el flagelo
de la droga.
- Sostener la dignidad de la persona y el
verdadero sentido de la sexualidad del hombre y de la mujer, y rechazar
aquellas concepciones de salud reproductiva, que entrañen el uso de cualquier
método anticonceptivo, incluido el crimen del aborto, tragedia y vergüenza de
la civilización del siglo XX.
- Amparar a la familia, defendiendo sus
derechos e integridad, rechazando el divorcio y todo lo que daña su unidad y
estabilidad.
Asegurar el acceso a la educación como
verdadero derecho para todos y la libertad de enseñanza que permita a cada
familia elegir la forma de educar a sus hijos, incluida la dimensión religiosa.
- Tutelar la primacía del hombre en toda
la actividad económico-social, promover el derecho del hombre al trabajo,
combatir enérgicamente el desempleo, ofensa a la dignidad humana e impedimento
para el desarrollo de la persona y de la familia, y tutelar el bienestar de
nuestros mayores.
- Defender el estado de derecho a fin de
garantizar la seguridad de la población y la administración eficaz de la
justicia y rechazar absolutamente los hechos y las formas de corrupción en
todos los estratos de la sociedad.
- Garantizar las auténticas libertades
públicas, en primer lugar la libertad religiosa, que constituyen un derecho
inalienable de toda persona y cuya violación afecta gravemente al bien común.
- Fortalecer la unidad nacional y la paz
por medio del diálogo y la reconciliación de quienes por diversos motivos están
en conflicto.
El Señor que nunca nos abandona, habrá de
darnos su auxilio para que el pueblo argentino pueda vivir con altura moral el
desafío de las elecciones e ingresar al Tercer Milenio con el corazón lleno de
esperanza y con el compromiso de construir un país fraterno y solidario. Que
nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina, sea nuestra intercesora y nos
ilumine en un momento tan trascendente de nuestra historia.
Estanislao
Karlic
Arzobispo de Paraná
Presidente de la CEA
Emilo Bianchi di Cárcano
Eduardo Mirás
Obispo de Azul
Arzobispo de Rosario
Vicepresidente 1º de la CEA Vicepresidente 2º de la CEA
José Luis
Mollaghan
Obispo
Auxiliar de Buenos Aires
Secretario
General de la CEA