Propuesta de la Pastoral Penitenciaria a los candidatos.

El Secretariado Nacional de la Comisión Episcopal de Pastoral Penitenciaria ha enviado una propuesta a los candidatos sobre políticas penitenciarias El mismo es un aporte realizado como "fruto del caminar y compromiso con el mundo de la carcelación". 

El siguiente es el texto de la propuesta: 

 

Desde el Secretariado Nacional de la Comisión Episcopal de la Pastoral Penitenciaria de Argentina, queremos dar nuestro aporte, a los Candidatos para Políticas Penitenciarias, que podrán implementar en su gestión de Gobierno. Este es nuestro aporte, fruto del caminar y compromiso con el mundo de la Carcelación.

 

Algunos principios fundamentales para una Política Penitenciaria

1. Ningún ser humano, sea cual sea su situación, pierde su condición de persona, hijo de Dios y miembro de la sociedad, y debe ser tratado como tal. Así ha de verse y considerado cada uno de los que son protagonistas del mundo de la Carcelación. El respeto de la dignidad humana no sólo debe actuar como límite de la arbitrariedad y los excesos, sino como criterio de ordenación de todas las acciones y estructuras.

2. Apertura y humanización del sistema carcelario para todos los que lo componen: carcelados y personal del servicio. No es posible humanizar el sistema sólo para algunos. Es esencial incluir todos los actores sociales: Poderes del Estado, Instituciones Intermedias, organizaciones Civiles y Religiosas y la sociedad toda.

3. Los verdaderos cambios no se producen por decretos y reglamentos, sino por transitar un proceso sostenido en el tiempo, con una clara direccionalidad para, lograr los objetivos buscados. Solo así se evitarán los vaivenes frutos de la opinión pública producida por los MCS, la sujeción a cambiantes criterios personales de los sucesivos gobiernos. Ni el tema Seguridad-Inseguridad, ni la situación coyuntural, deben ser el trasfondo, para pensar, organizar e implementar políticas penitenciarias, es necesario pensar Políticas Penitenciarias a largo plazo.

4. La justicia que se ha de instrumentar siempre debe buscar construir una cultura de paz social, de concordia y de fraternidad, de allí que se han de cultivar las dimensiones de perdón, reconciliación y reparación (construyendo la sociedad como hombres de bien).

5. La reestructuración del Sistema Penitenciario debe hacerse de acuerdo a la función social que ha de cumplir. Su "ética" está justamente por su misión: se le confía estas personas que necesitan ser sanados en su dignidad humana son sus hermanos, hijos de un mismo Padre Dios que los ama desde siempre y para siempre

 

Algunas concreciones:

1. Una política de Apertura Institucional

Es necesario romper con las consecuencias profundamente negativas de las instituciones "cerradas", emprendiendo un camino de apertura institucional, generando convenios y articulando acciones con otros organismos públicos y privados que aporten su saber y esfuerzos al proceso de desarrollo humano: universidad y casa de estudios terciarios, cámaras empresarias y de comercio, organismos con fines culturales y recreativos, entidades que trabajen sobre las relaciones familiares y sociales que se deben reparar, iglesias que acompañan respetuosamente la dimensión religiosa.

El ingreso de otros actores no solo sumará recursos, sino también enriquecerá y dinamizará la tarea penitenciaria.

Otra consecuencia positiva de esta política es comenzar a revertir el proceso de "depositación social" en la institución, visualizada hoy como única responsable de las personas que han infringido la ley.

En este punto reafirmamos nuestra vocación pastoral de caminar juntos en la búsqueda del bien común.

Otras medidas concretas que ayudarían son:

·         Funcionalizar diferentes alternativas a la privación de la libertad, de manera de poder evitar y/o reducir al mínimo el período de institucionalización. En lugar de construir más cárceles reducir la población carcelaria.

·         Reducir al máximo la prisión preventiva que anticipa la pena a la condena. El número tan elevado de procesados sin condena oculta una pena ilícita bajo un barniz de legalidad.

·         Implementar fluidamente el sistema de probation y trabajo comunitario, realizando convenios con distintas instituciones de la sociedad.

·         Garantizar un fuerte protagonismo del Patronato del Preso y Liberado.

·         Buscar la implementación del conjunto de medidas que establece la ley de Ejecución Penal.

 

2. Nuevo política de Difusión

Dar información permanente a la sociedad toda, evitando aparecer en los medios de prensa exclusivamente cuando ocurren hechos violentos.

Emprender acciones de sensibilización de la sociedad, buscando recuperar el sentido de responsabilidad social frente a los miembros más débiles, y el compromiso de organismos públicos y privados. Generar entonces actitudes de "perdón" y "reconciliación"

Mediante una amplia consulta y participación de toda la sociedad, para estudiar y acordar metas para reducir la población carcelaria.

Impulsar la elaboración y publicación de material de trabajo, y divulgativos sobre la institución.

 

3. Política de RRHH

Sólo el hombre recupera al hombre. Sólo una persona de pie puede ayudar a levantar al caído. Sólo una persona consciente de su valor y dignidad puede transmitir y respetar esa condición en otras personas.

Por ello consideramos fundamental establecer una política coherente de recursos humanos, ya que el personal es el protagonista central del tratamiento penitenciario.

• Fortalecer la Ética penitenciaria desde la formación y la tarea cotidiana, dignificando y valorizando al personal.

• Dotar a las Unidades del plantel de personal necesario para su buen funcionamiento.

• Mejorar la calidad del personal, ajustando los criterios de selección y desarrollando un plan de formación permanente.

• Desmilitarizar la estructura penitenciaria, de modo a permitir:

-          la participación del personal en la programación de las acciones y su posterior evaluación, valorizando su iniciativa, que surge de la experiencia.

-          la instauración de espacios horizontales de intercambio de experiencias, inquietudes y análisis de situaciones difíciles de resolver, promoviendo la participación activa del personal en el tratamiento penitenciario.

Todo lo que haga a la dignificación del funcionario o empleado del servicio penitenciario lo hará ejercer su servicio con mayor dignidad.

Por esto se debe tener en cuenta diferentes aspectos que hacen a la calidad de vida del personal:

• Salario digno.

• Formación inicial, secundaria y terciaria o profesional.

• Formación permanente, en humanidades y afines al servicio.

• Cobertura social, vivienda, salud, recreación, descanso.

• Miembro de una familia a la cual se debe y que los sostiene en su servicio.

 

4. Prioridades del tratamiento penitenciario

·         Reemplazar el sistema actual por un modelo que coloque al hombre en el centro, que sea humanizante, que respete la dignidad y el valor de toda persona, su derecho a la vida, a desarrollar sus  potencialidades. Mejorar la calidad de vida en las Unidades. Jurídicamente y de hecho nunca se ha de subordinar el respeto de la dignidad de la persona humana a cualquier otra finalidad, incluso cuando se logre alcanzar una especia de utilidad social.

·         Evitar cualquier tipo de acción o trato que menoscabe o atente contra la dignidad humana, teniendo presente que hay innumerables formas que socavan y agreden la dignidad humana del detenido: medios físicos, psicológicos y espirituales; por acción u omisión; por déficit en los recursos, la estructura o la organización, etc ...

·         Desterrar completamente el aislamiento total. La falta de estímulos sensoriales, la completa imposibilidad de comunicación y la falta de contacto con otros seres humanos provocan sufrimientos físicos y psíquicos muy grandes, y aumentan sensiblemente la tendencia al suicidio.

·         Generar nuevas formas de tratamientos para quienes padecen enfermedades graves o terminales, a mujeres embarazadas, a personas discapacitadas, a madres y padres que son los únicos responsables de menores o de discapacitados, como así adultos de edad avanzadas. Para ellos hay que pensar la sustitución de la cárcel con otras sanciones penales alternativas.

·         Implementar nuevas orientaciones en el tratamiento penitenciario que aseguren la promoción humana y favorezcan el desarrollo integral de las personas encarceladas.

·         Reforzar y mejorar los servicios que responden a diferentes necesidades, buscando incorporar equipos operativos de otras instituciones, especializadas en ese rubro: educación, salud, recreación, expresión artística, etc.

·         Crear nuevas alternativas educativas, ampliando la cobertura para que todos tengan su oportunidad.

·         Cultivar la dimensión laboral con todo lo que eso implica: capacitación, posibilidad concreta de trabajar con las obligaciones y derechos propios del mundo laboral.

·         Fortalecer los programas de actividades especiales: socioculturales, recreativos, religiosas, etc.

·         Dictar normas en forma progresiva, a los efectos de ir estableciendo criterios compartidos y coherentes a nivel técnico y administrativo en la organización y funcionamiento de la institución, generando así un marco regulatorio que otorga seguridad a todos.

·         Generar programas, alternativas y concreciones para favoreces los vínculos del privado de libertad con su familia.

Sin pretender agotar esta realidad -el mundo de la carcelación - aquí está nuestro aporte, que quiere sumar a las políticas en este tema que seguramente estarán presente en vuestro proyecto de país que quiere iniciar su tercer centenario de historia con ideales de libertad y paz.

 

Agosto 2015

Secretariado Nacional de la Comisión Episcopal de la Pastoral Penitenciaria Argentina.