Carta Pastoral acerca de la campaña “Un fardo para mi hermano” en tiempos de Misión Bíblica Familiar Diocesana

 

Queridos hermanas y hermanos de todos los rincones de nuestra Diócesis, sacerdotes, religiosas/os, diaconos, seminaristas y miembros de las distintas comunidades:

“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15,13)

Nuestra querida “Iglesia Particular” de San Carlos de Bariloche está sufriendo, junto con toda la población, las enormes dificultades para la vida cotidiana que ha provocado el estallido del volcán Puyehue-Cordón Caulle. También en otros lugares de la región patagónica (tales como Villa La Angostura y otras en la Provincia de Neuquén) se vive la emergencia de esta “lluvia” de elementos volcánicos para la cuál no estábamos preparados.

Nuestra Diócesis, patagónica y rionegrina, abarca cinco departamentos de la Provincia de Río Negro (Pilcaniyeu, 25 de Mayo, 9 de Julio, Ñorquinco y Bariloche) y en cada uno de ellos en mayor o menor grado están surgiendo muchos inconvenientes, tanto en las ciudades, como en los pueblos, parajes y zonas rurales. De un modo especialmente fuerte lo están viviendo en Ingeniero Jacobacci, Comallo, Pilcaniyeu, Maquinchao, Villa Llanquín y sus campos, además de otras localidades. A esto, debemos sumarle los grandes desafíos sociales surgidos en la ciudad de San Carlos de Bariloche como consecuencia de la caída de la oferta laboral y demás conflictos sociales que trajeron aparejados la caída de la ceniza y la merma en el turismo.