Síntesis Cuarta Sesión - Semana Social 2012 (Mar del Plata, 24 de Junio)

Esta última jornada se inició compartiendo la lectura de las Conclusiones de los Paneles Temáticos simultáneos.

Luego el Tercer Panel central abordó el tema Diálogo y profundización del lema de la Semana Social 2012 "Trabajo, Dignidad y Justicia Social". Expusieron el Pbro. Juan Carlos Scanone s.j. -experto en Doctrina Social de la Iglesia- y Juan Carlos Mena -Rector Universidad FASTA de Mar del Plata y presidente del Consejo de Rectores de Universidades Privadas (CRUP)-

 

 

 

 

 

 

Foto: P. Juan Carlos Scanonne sj y Dr. Juan Carlos Mena


El padre Juan Carlos Scanone s.j. se refirió en su ponencia a los "tres términos que componen el título de la Semana Social que tienen, según mi opinión, la realidad del trabajo subjetivo, según la explica el beato Juan Pablo II en su encíclica Laborem Exercens". Y continuó: "voy a presentar este concepto, luego haré ver su interrelación con la dignidad humana y la justicia social, y por último lo conectaré con 'las cosas nuevas' [en el sentido de las consecuencias de la globalización] de hoy, de acuerdo con la encíclica social del actual Papa ".

El Dr. Juan Carlos Mena hizo unas "reflexiones complementarias" a las ya vertidas en este espacio "yendo hacia un horizonte reflexivo" se refirió a dos aspectos: "la educación -la relación estrecha que tiene con el trabajo y la promoción humana- y la justicia y más específicamente con el derecho como objeto de la justicia, porque finalmente la justicia social es una especificación de la justicia entendida como virtud, como voluntad de dar a cada uno lo suyo, en este caso lo suyo social ".
"Pensaba en la reflexión que hizo monseñor Lozano cuando empezaban estas jornadas de recuperar losprincipios de libertad, igualdad y fraternidad, que en la practica no se han plasmado. Y no se han plasmado, entre otras cosas, porque el espíritu que insuflaba estas palabras eran de la revolución francesa que justamente no compartía los valores cristianos. La única manera de que nosotros le demos realidad a estas palabras es que las bauticemos y les demos un auténtico sentido cristiano. Cuando hablemos de libertad que hablemos de Jesucristo que nos liberó del pecado y de la muerte; la igualdad que surge del haber sido creados a imagen y semejanza de Dios y la fraternidad que nos viene a todos de ser hijos de un mismo Padre, hermanos en Jesucristo y coherederos del cielo. (...) Cuando veamos en nuestro empleador, en nuestros trabajadores o en nuestros compatriotas, en nuestros estudiantes, un hijo de Dios cambiarán las relaciones sociales para nosotros."

 

 

 

 

 

 

Foto: P. Juan Carlos Scanonne sj y Dr. Juan Carlos Mena


 

La Misa de Clausura de la Semana Social 2012 fue presidida por Monseñor Jorge Lozano, Obispo de Gualeguaychú y Presidente de la CEPAS, y concelebrada por monseñor Jorge Casaretto y 11 sacerdotes.
Al iniciarse la misa, monseñor Jorge Casaretto dirigió unas palabras a los fieles:
"En estos días la Iglesia Argentina ha vivido un acontecimiento duro, verdaderamente triste, y hemos tratado de prescindir de esto durante el desarrollo de la Semana Social para poder avanzar en nuestro pensamiento y nuestra reflexión en paz.
En este momento de la Eucaristía final con Jorge [Lozano] pensamos que es importante que pongamos toda nuestra oración ahora y aquí por la Iglesia, por monseñor Bargalló, por todo lo que esto pudo haber afectado a la vida de la Iglesia. Ponemos esto en el altar del Señor para que esta dimensión tan fuerte haga crecer a la Iglesia en sus valores, sobre todo en el valor de la misericordia, de la caridad y de la edificación de nuestro pueblo.
En esta Eucaristía vamos a rezar también por monseñor Giaquinta y monseñor Laguna, recordándolos como fueron: importantes gestores de la Pastoral Social y que en el término de estos dos años, que no nos reunimos en Mar del Plata, murieron los dos. Y también rezamos por las intenciones de todos ustedes".


  

 

 

 

 

 

 

  

Foto: P. Adalberto Odstrcil; Mons. Jorge Lozano; Mons. Jorge Casaretto

 

Desgrabación de la homilía pronunciada por monseñor Jorge Lozano

Los profetas y el mismo Juan el Bautista de quien celebramos su nacimiento atravesaron momentos de zozobra y confusión.

Leíamos en la primera lectura al profeta Isaías que se lamentaba diciendo "en vano gasté mis fuerzas". Y Juan el Bautista, estando en la cárcel, hacia el final ya de sus días, estaba también confundido y mandó a sus discípulos a preguntarle a Jesús: "¿eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?".

Una pregunta que expresaba su dificultad. Y Jesús que le manda decir "Cuéntenle a Juan el Bautista qué es lo que ustedes ven ". Los ciegos recuperan la vista, los paralíticos caminan y a los pobres se les anuncia el reino de los cielos.

A través de esos signos Jesús le manda decir a Juan el Bautista que no había que seguir esperando a otro: que era Él. Y al profeta Isaías el mismo Señor lo renueva también en la esperanza diciéndole "es demasiado poco que seas mi servidor, yo te hago luz de las naciones ". No sólo para traer a las ovejas perdidas del pueblo de Israel sino para anunciar la salvación del Señor a todos los tiempos.

Nosotros, a veces, en nuestra vida, en nuestras comunidades, en nuestros diálogos, atravesamos momentos de inquietud y de zozobra y que experimentamos sentimientos muy parecidos a los del profeta Isaías o los de Juan el Bautista.

Nos parece que nuestras fuerzas se gastan inútilmente o que no dan los frutos que esperamos las tareas que desarrollamos, o tenemos esa especie de confusión de
Juan el Bautista.

Y no tenemos un camino distinto al que tuvieron ellos para ser renovados en la esperanza. Somos invitados a mirar los signos. Signos de la presencia de Dios fundamentalmente en los pobres, en aquellos en los que el Señor nos sigue enviando también hoy como Iglesia para servirles y anunciarles esta cercanía del reino de Dios.

Celebramos este nacimiento de Juan el Bautista a seis meses del nacimiento del Niño Jesús en la próxima Navidad porque reconocemos, como decíamos en la oración inicial, y nos relataba el libro de los Hechos de los Apóstoles, que Juan fue el Precursor de Jesús. Precursor en su nacimiento, precursor también en la predicación: le tocó prepararle el camino al Señor, y precursor también en el martirio, en el derramamiento de la sangre. Esto le valió de parte de Jesús una alabanza muy grande al Bautista diciendo que de los "nacidos de mujer no hay nadie más grande que él".
Diciendo también a los discípulos, cuando le hablaban de él, les decía "qué fueron a ver al desierto, ¿a una caña que se deja mover por el viento?, les aseguro que no ".
Jesús tuvo mucho aprecio por Juan, por su predicación, por su bautismo, por todo lo que él fue realizando como preparación del pueblo para el encuentro con Jesús.

Nosotros hoy, celebrando a este santo y celebrando la vida y la fe, recogemos esta misma vocación profética. Estamos nosotros también llamados a ser como Isaías, como Juan el Bautista, luz de las naciones y a preparar el camino del Señor.

Y, como todo profeta, estamos llamados a dar buenas noticias.
La buena noticia de que Dios está cerca de nosotros.
La buena noticia de que nosotros también queremos estar cerca de nuestros hermanos.
La buena noticia de que Jesucristo murió y resucitó haciéndonos hermanos, miembros de una misma familia.
La buena noticia de la alegría que tenemos en el corazón.

La palabra "alegría" se fue repitiendo también en estos textos y en la oración inicial de la misa. Me acordaba de la última exhortación apostólica del Papa acerca de la palabra de Dios, él en un momento dice: "Una fiesta se puede organizar, pero la alegría, no". Porque la alegría es un don del Espíritu Santo. Y nosotros entonces reconociendo que esta alegría profunda es un don del Espíritu la pedimos para nosotros. Para ser fortalecidos en la esperanza y para poder comunicar, con alegría, este gozo que tenemos de habernos dejado renovar por el Señor y queriendo entonces entregar nuestra vida en el servicio a los hermanos.