Sínodo de Nueva Evangelización: Ponencia de Mons. Bressanelli - 18 de octubre
La conversión pastoral debe entenderse como un proceso y un itinerario de la comunidad cristiana en su totalidad y pluralidad que, abierta a los signos de nuestro tiempo, está llamada a testimoniar en el mundo el amor de Dios y la caridad fraterna, a hacer el anuncio de Jesucristo y a ofrecer la vida plena en Él.
Dicho en otras palabras, es una actitud de cada Iglesia Particular (cf. CD 11) que, en forma sinodal, en la unidad de todos sus miembros, y en las diversidad de carismas, vocaciones y ministerios, se compromete comunitariamente en una acción pastoral misionera, sintiéndose y actuando como cuerpo eclesial de Cristo que, en comunión con la Iglesia universal, se hace cargo de la misión que el Señor le confió. Se enraíza en dos pilares: la vocación universal a la santidad y la misión (cf. RM 90).
Convoca a la Iglesia a ubicarse pastoralmente en el espíritu y en los horizontes del Concilio Vaticano II. A saber: Mirar al mundo con fe, amor y compasión. - Optar cristológicamente por los pobres. La Iglesia es de todos, pero especialmente de los pobres - Apostar siempre al camino del diálogo, activo y propositivo - Impulsar la inserción plena de los laicos y laicas en todas las esferas del mundo y reconocerles una verdadera participación y corresponsabilidad eclesial, valorando profundamente el rol de la mujer en la transmisión de la fe. - Ejercer en su interior la autoridad como un servicio, a modo de Cristo servidor.