Corpus Christi: homilía de Mons. Arancedo en Santa Fe

Queridos hermanos:

Hoy la Iglesia nos convoca para celebrar el misterio de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, bajo el lema: Este es el sacramento de nuestra Fe. En él afirmamos lo que Jesucristo nos dejó como testamento de su presencia y que la Iglesia lo conserva con gratitud, lo celebra con devoción y lo predica con alegría. El primer testimonio de esta voluntad del Señor en la vida de la Iglesia, nos lo trasmite el apóstol san Pablo: “El Señor Jesús, nos dice, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en conmemoración mía” (1 Cor. 11, 23-24). Esto es lo que hemos recibido y que hoy queremos celebrar y agradecer públicamente. La Eucaristía es “fuente y culmen” (L. G. 11) de la vida  cristiana, porque en ella la Iglesia celebra a Cristo que ha querido quedarse como signo de comunión con Dios y entre nosotros. La Eucaristía, como alimento, es el sacramento que mantiene el nivel de esa vida nueva adquirida en el bautismo y madurada en la confirmación. No la podemos, por ello, separar del camino de la Iniciación Cristiana.