La Iglesia argentina en clave sinodal
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El Equipo de Animación Sinodal que peregrina en la Argentina continúa el camino sinodal a la luz de las acciones diocesanas.
En el marco del Año Jubilar, con la esperanza como signo, en la tarde-noche del lunes 17 de febrero se llevó a cabo un nuevo encuentro junto a los delegados sinodales de las distintas diócesis del país. A través de la plataforma zoom, coordinado por el equipo animador de la Conferencia Episcopal Argentina, integrado en esta ocasión por su presidente, monseñor Marcelo Colombo (arzobispo de Mendoza), monseñor Dante Braida (obispo de La Rioja) y monseñor Oscar Ojea (emérito de San Isidro); con la colaboración del padre Matías Taricco (subsecretario de la CEA) y de Gonzalo Moreira (Of. de Comunicación y Prensa - CEA), se ofreció esta reunión que profundizo el caminar de las claves sinodales en la Iglesia argentina.
Estuvieron presentes los obispos de San Luis, mons. Gabriel Barba y los auxiliares de La Pampa, mons. Luis Martín y de Bahía Blanca, mons. Pedro Fournau; junto a más de un centenar de delegados de las diócesis de nuestra querida Iglesia.
El encuentro comenzó con las palabras de bienvenida de mons. Colombo y la iluminación de mons. Ojea sobre los frutos del tiempo transcurrido entre lo que ha sido la segunda sesión de la XVI Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad y la actualidad de estos días.
Monseñor Colombo animó:
“Es un gusto poder trabajar juntos, lo estábamos anhelado. Queremos al comienzo del año continuar trabajando juntos en este camino sinodal. Sentimos que hemos sido alcanzado por el Espíritu de la sinodalidad como un estilo y no solo por un evento. Resuenan tres palabras: Misión, la Iglesia existe para evangelizar; debemos revisarnos como una Iglesia en salida fortaleciendo los aspectos que le den vigor a una mayor iniciativa pastoral de las realidades.
La segunda palabra es Sinodalidad. Debemos ver como nuestros organismos, expresan esta sinodalidad de la Iglesia en la Argentina. Tenemos que reflexionar sobre el significado de como el espíritu que se instala entre nosotros lo hace para iluminar las estructuras de servicio.
El tercer concepto, son las Regiones. Hay una fuerte visión de potenciar la voz de las misiones en el conjunto de la respuesta de la Conferencia Episcopal. Se trata de un federalismo de la comunión, respetando los ritmos, valorando y respetando para que puedan ir enriqueciendo con el aporte de todos. Misión, Sinodalidad y Regiones, son el programa de la Conferencia en estos próximos tres años”.
En tanto que, monseñor Ojea compartió que:
“El Sínodo, para nosotros los Obispos que participamos, fue realmente un verdadero privilegio que nos deja un gran trabajo por hacer porque ha marcado un rumbo en la actitud y estilo sinodal. El Papa, a 50 años del Concilio Vaticano II, nos esta diciendo el estilo que él busca para el próximo milenio de nuestra Iglesia. Es importante destacar el corazón de la sinodalidad que nos invita a hablar sobre la espiritualidad sinodal, un llamado a la conversión en cada uno de los procesos: conversión sinodal y conversión relacional. Es un proceso que va a llevar tiempo y en ese camino estamos caminando. Tenemos, nosotros, la responsabilidad de llevar adelante lo relacional; de llevar adelante los procesos concretos que tienen que ver con el con el discernimiento, con la transparencia. Ya no hay pasos atrás, hemos comenzado un camino”.
Posteriormente, se trabajó por regiones pastorales en las que se propicio el intercambio sobre las resonancias y percepciones del Documento Final de Sínodo, presentado en octubre pasado. A continuación, se compartió un momento en plenario, en el cual, por medio de un referente de cada región, se enriqueció el diálogo fraterno sobre lo abordado en las salas de grupos menores; asumiendo de este modo también los desafíos que continúan vigentes para alimentar la llama encendida y contribuir a una Iglesia en clave sinodal, siguiendo el sendero de una mayor comunión, participación y misión.
El encuentro finalizó con la oración final guiada por monseñor Braida, en la que se rezó también por la pronta recuperación del Santo Padre Francisco. Del mismo modo, Monseñor Braida animo la oración expresando:
“La Sinodalidad necesita una espiritualidad propia. Todo lo que queramos cambiar hacia afuera y como estructura requiere un camino espiritual de mayor profundidad en todos nosotros”. El desafío para este año es unir el Jubileo que, nos invita a poner los ojos en Jesús con la sinodalidad que es la dimensión eclesial en el camino de la Misión”.
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Oficina de Comunicación y Prensa
Conferencia Episcopal Argentina
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