Catequesis del Santo Padre: "Sanando el mundo"
La audiencia general de esta mañana tuvo lugar a las 9.30 en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
En su discurso en italiano, el Papa Francisco, continuando el nuevo ciclo de catequesis sobre el tema: "Sanando el mundo", centró su meditación en el tema "Fe y dignidad humana".
(Lectura: Gn 1,27-28; 2,15).
Después de su catequesis, traducida al español, el Santo Padre dirigió un saludo especial a los fieles.
La audiencia general concluyó con el rezo del Padre Nuestro y la Bendición Apostólica.
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Queridos hermanos y hermanas:
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Es loable el compromiso de tantas personas que en estos meses dan testimonio del amor humano y cristiano dedicándose a los enfermos, aun arriesgando la propia salud. Sin embargo, la pandemia también ha puesto en evidencia patologías sociales que distorsionan la visión de la persona, ignorando su dignidad y su carácter relacional, y que fomentan la cultura del descarte, transformando al ser humano en un bien de consumo.
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A la luz de la fe, sabemos que Dios mira al hombre y a la mujer de otro modo. Nos mira no como objetos, sino como personas amadas y capaces de amar, creadas a su imagen y semejanza. Al invitarnos a vivir en comunión con Él y con los demás, en el respeto de todo lo creado, nos ha dado una dignidad única. Una dignidad inalienable que tiene serias implicaciones sociales, económicas y políticas. En la cultura moderna, la referencia más cercana al principio de la dignidad inalienable de la persona es la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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A los creyentes, mirar al prójimo y a la creación como un don recibido del amor del Padre, nos lleva a no ser indiferentes, a estar atentos a quienes nos rodean; a sentir compasión y empatía, no desprecio y enemistad. Y al contemplar el mundo a la luz de la fe podemos desarrollar, con ayuda de la gracia, nuestros dones y capacidades para resolver los dramas de la historia, poniéndonos al servicio de la humanidad y de toda la creación.
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Saludo cordialmente a los fieles. Pidamos al Señor que nos conceda ojos atentos para ver en las personas, de cualquier raza, lengua o condición, miembros de la única familia humana. Y que esta mirada se traduzca en acciones concretas de ayuda a los que más sufren, y de cuidado y respeto a nuestra casa común. Que el Señor los bendiga.
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Ciudad del Vaticano, 12 de agosto de 2020
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Francisco
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[00939-ES.02] [Texto original: español]
[B0413-XX.02]
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