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Reflexión de mons. Oscar Ojea sobre “El final del Concilio Vaticano II, la persona de San Pablo VI y este Sínodo que estamos viviendo"

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Reflexión de monseñor Oscar Ojea sobre “El final del Concilio Vaticano II, la persona de San Pablo VI y este Sínodo que estamos viviendo”

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“La Iglesia en este Sínodo quiere dialogar con la humanidad”

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Monseñor Oscar Ojea compartió su reflexión desde la ciudad del Vaticano, donde se encuentra participando de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo sobre la Sinodalidad: “Queridos amigos y amigas, este año se celebraron 60 años de la elección de San Pablo VI como obispo de Roma, como Papa de la Iglesia Católica; y a mí me gustaría hacer alguna relación entre el final del Concilio Vaticano II, la persona de Pablo VI y este momento que nosotros estamos viviendo. En primer lugar, San Pablo VI clausura el Concilio haciendo una gran profesión por parte de la Iglesia de amor a la humanidad y de respeto por la dignidad de cada persona”.

El obispo de San Isidro, uno de los cinco obispos sinodales junto al cardenal Ángel Rossi, monseñor Marcelo Colombo, monseñor Fray Carlos Azpiroz Costa y monseñor Dante Braida, agregó: “El Concilio dice que ha sido fundamentalmente pastoral y tiene como función que la Iglesia sirva a la persona, sirva a la humanidad. En el discurso de clausura nos dice el Concilio se ha dirigido al hombre bajo sus innumerables apariencias, al hombre que ríe y que llora, al hombre que es sagrado por la inocencia de su infancia por el misterio de su pobreza y por la piedad de su dolor y culmina en el saludo final diciendo que la Iglesia está abierta para todos. En la Iglesia están llamados todos, hace una invitación a la humanidad a recibir el mensaje del Concilio, ninguno está excluido”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina refirió que: “Yo querría hacer un paralelo entre ese lenguaje pastoral del Concilio que sirve al hombre y este tiempo que estamos viviendo en el que el Santo Padre continuamente nos recalca que la Iglesia es para todos, que estamos llamados a incluir a todos y a que nadie quede fuera; esta concepción de la Iglesia al servicio de la humanidad.

El otro punto de contacto es la concepción del diálogo de Pablo VI. Él escribe su primera encíclica cuando llega al pontificado, casi al final del Concilio, Ecclesiam Suam (6 de agosto de 1964), que la concibe como un gran diálogo, un gran diálogo entre la Iglesia y la humanidad finalmente pero que comienza con el diálogo de la creación; existimos desde un diálogo; desde allí cuando por el pecado el hombre rompe el diálogo, Dios lo va a seguir buscando a través de los profetas y finalmente encarnándose en Cristo comienza el gran diálogo de Dios con la humanidad, diálogo que continúa la Iglesia, por eso va decir en esa misma encíclica ´La Iglesia necesita acercarse al mundo´; no solamente para convertirlo sino que antes de convertirlo necesita estar cerca del mundo para poder insertar el mensaje del Evangelio en sus corrientes de pensamiento, en su lenguaje, en sus costumbres. Esta preocupación por Pablo VI sobre el que la Iglesia pueda dialogar con la humanidad tratando de poder pasar a través de los cambios que se han producido en la humanidad”.

Monseñor Oscar Ojea compartió que: “Yo diría que hoy la Iglesia en este Sínodo del mismo modo quiere dialogar con la humanidad y quiere acercarse a todo hombre que vive en el planeta y que está representado también por esta gran diversidad que es la Iglesia Católica que está presente en casi todos los lugares del mundo. En realidad, el Sínodo es la profundización del Concilio Vaticano II, por esto mismo esta necesidad de ese momento extraordinario de la Iglesia de acercarse al ser humano de hace 60 años se continúa y es necesario que se profundice en este momento ahondando en la sinodalidad que nos ayuda a escuchar mejor a la persona de nuestro tiempo y a poder dialogar con ella”.

Profundizando sus reflexiones, expresó: “Es tomar esto del diálogo de Pablo VI, quizá con el matiz de la escucha, el diálogo comienza por una escucha y este Sínodo hace hincapié en la escucha pero es una escucha para dialogar como si la Iglesia necesitara hacer una pausa y decir - para dialogar con el mundo en el que vivo necesito volver a escucharlo-, necesito hacer una escucha atenta para que nadie quede fuera y de esa escucha atenta rehacer, rearmar, la pastoral de la Iglesia, fundándose a todos hijos de Dios y hermanos en Cristo para hacernos corresponsables de todo este destino y el futuro de nuestra Iglesia, obra del Espíritu Santo”.

Finalizando su reflexión, animó: “Que San Pablo VI del cielo nos ayude a comprender a la persona de nuestro tiempo para poder transmitirle un modo más fiel el mensaje del Evangelio ya que estamos llamados a servir a esta persona de hoy, con esta cultura, con esta diversidad, con este modo de pensar, con este lenguaje y con estas costumbres. Que el Señor así nos lo conceda”.

+ Monseñor Oscar Ojea

Obispo de San Isidro

Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina

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Conoce más en: Asamblea Sinodal 2023

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Oficina de Comunicación y Prensa

Conferencia Episcopal Argentina

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